Pedro Pablo Cortés, México, 16 jun (EFE).- Los mexicanos van con retraso a una economía verde por la política del Gobierno que prioriza los combustibles fósiles mientras el resto del mundo aprovecha las energías renovables para superar la crisis económica, señalan este martes expertos consultados por Efe.
Las nuevas medidas energéticas, que limitan a las renovables para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), generan una transición “más lenta” y menor distribución de inversión en el país, expone Sergio Medina, autor del libro “Economía verde en México”, publicado a finales del año pasado.
“Se van a dar cuenta de que esta visión de querer seguir apalancando el desarrollo en hidrocarburos va a hacer más lento el proceso de desarrollo del país hacia un medioambiente más sano e, incluso, más económico, pero el costo ya lo habremos pagado”, comenta en una entrevista con Efe.
La producción de electricidad generada por combustibles fósiles aporta 60,4 % de los gases de efecto invernadero (GEI) del país, informa Medina en su libro.
Por otro lado, apunta, el 28,8 % de la capacidad instalada para la generación eléctrica corresponde a energías limpias.
Por ello, el autor percibe que en México coexisten dos visiones: un énfasis a nivel macro en combustibles fósiles y un esfuerzo local orientado a las renovables.
“Por rentabilidad social, ambiental y económica prevalecerá la visión de la economía verde porque, aun con las vicisitudes administrativas que estamos viendo, el periodo de vida de los hidrocarburos y los no renovables ya llegó a su punto”, asegura.
INVERSIONES EN RIESGO
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) denuncia que hasta 14 % del PIB está en riesgo por el reciente acuerdo del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), la política de la Secretaría de Energía (Sener) y el aumento de tarifas de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Por estas acciones, que buscan restringir a las centrales limpias para priorizar la CFE y el gas natural y al combustóleo que usa, peligran 44.000 millones de dólares de inversión y 81.500 empleos en México, según las asociaciones de productores renovables.
“Se requiere mucha certeza porque estas inversiones y sus retornos sociales, ambientales y financieros no son inmediatos. Duran un buen tiempo para recuperar y hacer redituables estos esfuerzos”, añade Medina, investigador de la Universidad de Guadalajara (UDG).
Al señalar en su libro que México arrastra un crecimiento promedio de 2,36 % del PIB en los últimos 17 años, sin contar aún el efecto de la pandemia actual, Medina exhorta implementar el “crecimiento verde”.
Para ello, el profesor pide desechar la idea de que “la mejor política exterior es la interior” y abrirse a la cooperación de países como España, Alemania y Reino Unido.
“No nos podemos aislar a la evolución del planeta. Después de este tema pandémico vendrá, previsiblemente, el tema del cambio climático y ahí serán aspectos que son irreversibles”, considera.
ECONOMÍA ‘FOSILIZADA’
El consumo energético de México equivale a casi 150 millones de toneladas de petróleo crudo equivalente con casi la totalidad de esa mezcla proveniente del petróleo y el gas natural, explica Carlos Huerta, consultor de la organización Política y Legislación Ambiental (POLEA).
“La matriz energética de México no deja lugar a dudas, hemos sido una economía fosilizada, petrolizada, gasificada y carbonizada”, afirma Huerta.
En el informe “Energías Renovables, Energías Limpias y Cambio Climático en México”, aprobado por la Embajada de Reino Unido en México, el consultor sugiere transformar a la CFE “en una compañía verde”.
Para ello, sugiere a la empresa del Estado aliarse con los proyectos de energías limpias.
El experto cita la existencia de 279 centrales de energía limpia en 30 estados del país con una capacidad instalada de 24.000 Megavatios (MW), que presentan casi el 30 % del total nacional.
De ellas, 100 son hidroeléctricas, 51 son eólicas y 44 solares, precisa, mientras que el resto se catalogan en geotérmica, nuclear y biomasa.
Aun así, el consultor lamenta que los mecanismos de financiamiento “han sido totalmente insuficientes”.
“Cada año, si consideramos 2016 y 2017, invertimos una ínfima parte en energías renovables: 0,04 % si lo comparamos con respecto al PIB de ese año o, 0,17 % si lo hacemos respecto al Presupuesto de Egresos de la Federación del mismo año fiscal”, detalla.
Para cumplir con los Acuerdos de París, concluye, México debe invertir 126.000 millones de dólares hacia 2030 en energías limpias que mitigarían 1.520 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente, pero solo ha ejercido cerca del 5 % de esa cantidad. EFE
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