
María D. Valderrama, París, 21 jun (EFE).- Aunque parezca sorprendente, el derecho de propiedad industrial también se aplica a las nuevas variedades de plantas. En Europa, el organismo que los protege, ubicado en la localidad francesa de Angers, cumple en 2020 sus 25 años, durante los que ha protegido cerca de 55.000 variedades.
La Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales (CPVO, por sus siglas en inglés) se creó no solo con la intención de proteger las variedades vegetales, sino de estimular la innovación en el mundo de las plantas, como cuenta su actual presidente, el sueco Martin Ekvad.
«El obtentor que crea una nueva variedad en el sector de la agricultura, ornamental, hortalizas o frutas puede conseguir el derecho exclusivo para explotar la variedad frente a terceros en toda la Unión Europea. Esto incluye la venta de la variedad o su exportación e importación de y a la UE», dice Ekvad.
La simplificación del proceso, que hoy día consiste en un formulario en línea, permite un retorno de la inversión para el obtentor, y mayores beneficios para los agricultores que tendrán acceso a variedades mejoradas.
«Tenemos cada vez menos tierras cultivables y cada vez más población, así que es muy importante tener incentivos para crear nuevas variedades de plantas», señala Ekvad.
Desde 1995, la Oficina ha procesado alrededor de 70.000 solicitudes y ha otorgado cerca de 55.000 títulos, de los cuales casi 30.000 siguen protegidos, pues la protección se garantiza durante 25 años para la mayor parte de especies y 30 años para árboles frutales, patatas y especies vinícolas.
SIMPLIFICAR EL PROCESO
El proceso de aceptación o rechazo, coordinado desde Angers, dura como promedio un año y medio desde la fecha de presentación hasta que se otorga o no el título tras haber pasado los exámenes técnicos para comprobar que la variedad es distinta, homogénea y estable en su propagación.
Un procedimiento que al obtentor le cuesta 450 euros, más 330 euros cada año de protección.
Cualquier nuevo tipo de lechuga, rosa (en todos sus colores) o árbol pasa en la UE por este proceso administrativo armonizado, que permite también dar respuestas concretas a los problemas causados por el cambio climático.
«Las nuevas variedades son más rentables para la sociedad y más sostenibles para el planeta: resisten mejor a las plagas y enfermedades y se adaptan sin que sea necesario recurrir a pesticidas», señala su vicepresidente, el italiano Francesco Mattina.
Mattina destaca que estas variedades vegetales, cada vez más solicitadas, tienen nutrientes más cualitativos, se adaptan a condiciones climáticas variables y requieren menos recursos naturales, como agua o superficie de suelo, para crecer.
«Sin la incitación que damos a los obtentores en la Oficina, no invertirían. Estas variedades protegidas por nuestra agencia contribuyen a abordar el cambio climático porque los obtentores crean variedades más resistentes a plagas y enfermedades», explica Ekvad.
EL IMPACTO DEL VIRUS
El sector de las plantas ha sufrido la crisis del coronavirus, especialmente en la floristería -sin bodas ni ceremonias la caída de la venta de rosas (la flor para la que más solicitudes se presentan) ha sido enorme-.
La preocupación de acelerar la conversión digital también ha llegado a la Oficina, que hasta 2010 no empezó a aceptar los trámites en línea.
El confinamiento debido al coronavirus ha sido además un momento para afinar sus propias herramientas internas y relaciones con obtentores, mientras que sus cincuenta empleados, de 13 nacionalidades europeas diferentes, se adaptaban al teletrabajo.
«El sector hortofrutícola ha pasado un mal momento y para hacer frente a la situación decidimos ampliar los plazos límite de entrega de documentos y materiales vegetales, pero también para el pago de las tasas», dice Ekvad con respecto a algunas de las medidas que han tenido que tomar en los últimos meses, por el coronavirus.
Echando la vista atrás, la agencia se muestra orgullosa de su primer cuarto de siglo, en el que ha logrado simplificar el proceso administrativo para proteger una variedad en toda Europa y ha contribuido al proceso de integración del mercado único europeo.
También a nivel internacional, donde desempeña un papel importante para la promoción del sistema de protección de variedades vegetales, lo que la ha convertido en un referente en la materia gracias a convenios de cooperación nacionales y regionales en África, Sudoeste Asiático, China, América Latina y el Caribe.
«Uno de nuestros principales desafíos es la comunicación, explicar la importancia de la innovación y la inversión para crear nuevas variedades, porque necesitaremos inversión para contribuir a los objetivos de sostenibilidad de Naciones Unidas y la UE», asegura Ekvad.
Su ambición ahora es aprovechar al máximo la tecnología para garantizar la eficacia, rapidez y calidad de los exámenes técnicos cuando cada año se presentan más variedades. EFE
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