Gabriela Moscardini, Madrid, 26 agosto (EFE). – España está viviendo dos pandemias: la que comenzó en marzo y terminó con el inicio de la llamada “nueva normalidad”, a primeros de julio, que afectó fundamentalmente a las personas mayores, y la de los meses de verano, que está teniendo a los jóvenes como protagonistas.
Según el último balance oficial, el número de contagios en España desde que comenzó a propagarse la covid-19 supera los 412.000, y, en esta segunda ola, los jóvenes son los más afectados.
Los datos lo confirman, ya que si en la primera fase de la pandemia las personas de entre 15 y 29 años suponían el 6% de los infectados, ahora son ya el 19%, y la autoridades advierten de las fatales consecuencias que para ellos y sus familias podría tener un ocio fuera de la normas establecidas para evitar la propagación del virus.
Sin embargo, culpabilizarlos de los rebrotes de covid no hace cambiar el actual escenario en España, afirman expertos a Efe.
Todo lo contrario, asegura la psicóloga Amaya Prado, vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, “criminalizar” a los jóvenes incentiva el comportamiento inverso.
“Hay que hacerles saber que lo que está pasando también puede ir con ellos, aunque muchos tengan dificultad de ver las consecuencias y creen que nada les va a ocurrir”, afirma Prado a Efe.
Los botellones (reuniones para consumir alcohol), los viajes, el ocio nocturno, los encuentros en bares y las fiestas son el epicentro del riesgo.
Para el doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, la “movilidad” que tienen los jóvenes para estar con diferentes personas y grupos y el “consumo de bebidas alcohólicas”, aumentan los riesgos de contagio del grupo de este rango de edad.
Así como la doctora Prado, Armenteros asegura que castigar su comportamiento refuerza el peligro de la “falsa sensación de seguridad” y aboga por el “esfuerzo de concientizarlos”.
Contradiciendo los datos que ponen a la juventud como el principal centro de contagio, Ailin, de 20 años, Soukaina, de 19, y Pedro, de 16, son tres jóvenes de realidades diferentes que entienden la importancia de su rol y de sus amigos para protegerse y frenar el avance de los casos del nuevo coronavirus en España.
“NO ESTAMOS RELAJADOS”
Según Soukaina Zouggagh, los jóvenes no están “precisamente relajados”, y eso se puede notar en las “quedadas (reuniones)”, donde se están normalizando hábitos que antes no eran comunes.
“Cuando nos sentamos en grupo, o incluso siendo dos personas, siempre sale el chiste de ‘yo invito al alcohol ahora’; refiriéndose al gel hidroalcohólico. Y nos lo pasamos para que se vayan echando todas”, explica esta estudiante de la ciudad de Zaragoza (este español)
Para Soukaina, compartir un vaso de refresco u ofrecer para que prueben la extraña combinación de helado que te has pedido es inimaginable ahora. “Hemos empezado a mirar con otros ojos gestos tan cotidianos como lo era saludar con dos besos”.
LAS VIEJAS NUEVAS MEDIDAS
Todavía, Zouggagh admite que ver a la gente saliendo de viaje y no llevando la mascarilla porque en esos países no es obligatorio “le fastidia mucho”. La obligación del uso de las mascarillas entró en vigor en julio en toda España, así como el cierre del ocio nocturno en todo el país por el vertiginoso aumento de casos.
En un plaza llena de niños y adolescentes en el centro de Madrid todos llevan mascarillas.
Pedro, que acude allí con su hermano menor y otros dos amigos, explica que después de que la medida se convirtió en obligatoria en Madrid, la lleva siempre, aunque sea incomodo, para jugar con los amigos.
“Entiendo la importancia y tengo mucho miedo de otra cuarentena”, afirma el joven en referencia al período de confinamiento que España vivió entre los meses de marzo y mayo.
EL EJEMPLO DE LA FAMILIA
Ailin Sanchez, de 20 años, es de Perú, uno de los países más afectados por la covid-19 en América Latina, y vive en Madrid desde hace más de 10 años.
Para ella, la educación que los niños reciben de los padres en los dos países es muy distinta, y cree que eso influye en el comportamiento más “relajado” que se puede ver en este momento en España.
De acuerdo a esa apreciación, la psicóloga Amaya Prado destaca la importancia del ejemplo de los mayores en el comportamiento de los jóvenes.
“Al final todos estamos más relajados, jóvenes y adultos. Es cierto que en la ‘nueva normalidad’ (los jóvenes) están viendo el comportamiento de los mayores. Si ellos están tomando algo en la terraza de un bar con 20 personas piensan ‘entonces también podemos estar en el parque con nuestros amigos’”, explica.
Tanto Prado como Armenteros subrayan que cumplir con las normas para evitar los contagios, debe ser un “esfuerzo colectivo” de adultos, adolescentes y niños.
“Tenemos que hacer el esfuerzo de compaginar seguridad y diversión. Parece complicado, pero cuanto más tiempo y más intensidad lo hagamos, menos perdurará en el tiempo”, explica el médico.
Los jóvenes pueden divertirse y aprovechar el verano, pero a la vez “manteniendo la distancia, lavándose las manos, usando mascarillas”, recuerda el doctor.
Sin embargo, remarca, es importante hacerlos recordar que no son inmunes y pueden llevar la enfermedad a otros grupos más vulnerables: “Debemos ser conscientes de que si no estamos protegiendo nuestra salud, no estamos protegiendo a los demás”. EFE
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