Jardines verticales y permacultura

Imagen de Raffaella Faverzani en Pixabay

Por Maria Alejandra Tangarife Toro | 28/03/2021.
Actualmente las ciudades se están repensando y el concepto de urbanidad va transformándose conforme a las necesidades o retos que surgen de esa misma acomodación arquitectónica que hemos llamado ciudad. Los jardines verticales conforman en estos momentos una solución ante la expulsión masiva de fauna y flora como a la actualización del diseño de exteriores e interiores.

Este sembrado que se aplica solo al plano vertical es una tendencia que, más alla de cumplir una función ornamental en ciudades y hogares, busca generar nuevamente ecosistemas que impacten cotidianamente a las personas. Muchos de estos, por ejemplo, permiten sembrar plantas que dan frutos, plantas que permiten regular las temperaturas, logrando así reducción en energía y reducción de contaminación auditiva. No sobra decir, además, que la diversidad de plantas atrae y conserva otras especies de fauna.

Es por lo anterior que al hablar de jardines verticales puede traerse a colación el concepto de permacultura. Este propone la planeación, creación y mantenimiento de espacios sembrados adaptables a la vida actual de los seres humanos, pero conservando el respeto y convivencia con animales y plantas. En otras palabras, el objetivo es recuperar los ecosistemas y la reconexión entre especies sin que esto implique cambiar las dinámicas sociales, políticas y económicas ya establecidas en la vida del siglo XXI.

En Colombia, un ejemplo de los muchos beneficios de estos jardines se puede encontrar en Bogotá. La fachada del edificio Santalaia, ubicado en el barrio Rosales, convive con más de cien mil plantas en su superficie, cuya capacidad de dar oxígeno se calcula en los tres mil vecinos de ese sector, aproximadamente, que respiran un aire menos contaminado. Este jardín vertical es uno de los más grandes del mundo.

Los espacios en los que las plantas, a través de esta acomodación tanto estética como estratégica, son muy variables. La NASA afirmó que el uso de plantas de interior es el medio más eficiente de disminuir la contaminación en las atmósferas de los edificios. También respecto a hospitales se sabe que brindan un efecto positivo en la salud de los pacientes. Incluso, en las oficinas se comprobó un incremento en la productividad al disminuir los niveles de estrés y las ausencias laborales por salud.

Con la disposición de esta información de la arquitectura, diseño y permacultura se podrán generar estructuras cada vez más sostenibles. Por lo tanto, reverdecer los espacios citadinos es una ayuda que como ecosistema –humanos, plantas y animales– necesitamos para empezar a dilucidar un futuro.

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