Bogotá, 13 ago (EFE).- La pandemia de coronavirus y las medidas tomadas por el Gobierno colombiano para contenerla pueden causar “efectos devastadores” en la nutrición de los indígenas wayúu, que habitan la frontera con Venezuela, en especial en los niños, alertaron Human Rights Watch (HRW) y el Centro de Salud Humanitaria Johns Hopkins.
En la presentación este jueves del informe “Un pueblo resiliente: El pueblo indígena wayúu de Colombia enfrenta una crisis de desnutrición en medio de la pandemia”, el director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, alertó que por la crisis “la supervivencia de muchos wayúu está, literalmente, en riesgo”.
“Nuestro estudio indica y demuestra que el COVID-19 y las medidas que se están implementando para evitar el contagio del virus pueden tener efectos devastadores para la comunidad wayúu”, expresó Vivanco.
NÓMADAS ENTRE DOS PAÍSES
Los wayúu son un pueblo nómada que habita las regiones semiáridas del norte de Colombia y el oeste de Venezuela y tienen su propia lengua, el wayuunaiki.
Según el informe, con una población de unas 270.000 personas, los wayúu son el grupo indígena más numeroso de Colombia y la gran mayoría vive en el departamento de La Guajira.
Casi todos habitan áreas rurales o poblados pequeños y sus fuentes de alimentación y de ingresos tradicionalmente han sido la agricultura de subsistencia, la búsqueda estacional de alimentos, la cría de cabras o la pesca.
Sin embargo, explicó Vivanco, “las condiciones históricas, diríamos que hasta crónicas, y el estándar de vida, fundamentalmente desde el punto de vista de salud y alimentación de los wayúu que viven en esa región, ha sido históricamente una situación muy difícil, muy precaria, con unos índices alarmantes de desnutrición”.
“Estas condiciones se han ido agravando con el tiempo y hoy en día constituyen una situación especialmente grave en el contexto de la COVID-19”, afirmó el director para las Américas de HRW.
De los 422.519 casos de COVID-19 que hay en Colombia, 3.062 están en La Guajira.
ALTA MORTALIDAD Y FALTA DE AGUA
Shannon Doocy, profesora asociada de Salud Internacional en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg y una de las autoras del informe, manifestó que en La Guajira “las tasas de mortalidad de los niños son mucho más altas en comparación con otros lugares de Colombia y se parecen más a lo que vemos en África, por ejemplo”.
El año pasado, según resalta el informe, la tasa oficial de muertes por desnutrición de niños menores de cinco años en La Guajira fue casi seis veces mayor que la del resto del país.
HRW y el Centro de Salud Humanitaria Johns Hopkins alertan sobre la posibilidad de que la tasa real sea aún mucho más alta, según señalaron para la investigación médicos, enfermeros, funcionarios gubernamentales y trabajadores de organizaciones humanitarias.
“Uno de los problemas más graves que hemos visto es la falta de agua y esa es la base de los problemas de salud y desnutrición de los niños. Por ejemplo, lo que vemos es que menos del 5 % de las comunidades indígenas en ciertas áreas de La Guajira tiene acceso a agua potable, la mayoría están usando agua que no es potable”, expresó la investigadora.
Con la crisis por la pandemia la situación se agrava porque “tener nivel básico de higiene es muy importante para la prevención” de la COVID-19, algo difícil de controlar para las comunidades para las que “no hay suficiente agua”.
“Esa falta de agua también es problemática porque la población no puede tener mucho acceso a oportunidades económicas. Por ejemplo, no pueden tener animales, mantener plantas. Eso significa que los niños no tienen una dieta muy buena, no están comiendo tres veces al día (…) y cuando están comiendo no tienen una variedad de comidas para mantener su salud”, detalló.
CAUSAS DE LA CRISIS
Según el informe, las principales causas de la situación que viven los wayúu son la corrupción; la crisis humanitaria de Venezuela, que ha llevado a más de 160.000 migrantes a radicarse en La Guajira, y los efectos del cambio climático.
“La población wayúu sufre desde hace décadas de deficiencias o de falta de apoyos estatales en materia de salud y por los índices de desnutrición infantil, desnutrición general de la población. Pero particularmente en los niños wayúu es de tal magnitud que hay un promedio de un niño wayúu que muere a la semana por desnutrición”, expresó Vivanco.
En cuanto al impacto del cambio climático, el director para las Américas de HRW subrayó que la mayor afectación la causa el escaso acceso al agua.
Igualmente puso de manifiesto las consecuencias de la corrupción en esa región, calificada por él como “el factor que más incide en la falta de alimentos, en la desnutrición que afecta a la población wayúu”.
“Se concluye que se han perdido por culpa de la corrupción casi 10 millones de dólares destinados a programas de alimentación escolar en años recientes”, detalló.
Vivanco precisó que en La Guajira, “de 28 investigaciones sobre corrupción vinculadas a servicios de salud y alimentación hay 21 personas imputadas y 13 condenadas”.
Sin embargo, advirtió de “enormes deficiencias que impiden que estas investigaciones avancen de forma más consistente” y como ejemplo de ello puso que en la región únicamente hay dos fiscales que trabajan casos de corrupción, cada uno de los cuales lleva más de 400 procesos.
La publicación se basa en cerca de 200 entrevistas realizadas por investigadores de HRW y del Centro de Salud Humanitaria de Johns Hopkins en La Guajira y en Bogotá.
Entre las personas con las que conversaron hay miembros y autoridades del pueblo wayúu, exiliados venezolanos, funcionarios de Naciones Unidas y del Gobierno colombiano, además de representantes de ONG, de organismos humanitarios, personal sanitario, docentes y científicos.
También analizaron información y datos proporcionados por numerosos organismos gubernamentales, hospitales y ONG, así como varios documentos judiciales y de la Fiscalía General de la Nación sobre investigaciones en materia de corrupción. EFE
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