Por Fernando Calderón España.
El carbón se desploma.
Colombia padecerá una baja, en su valor que extrae del subsuelo. Lo mismo que ocurrió con el petróleo.
La bonanza carbonífera llega a su fin.
El bajón perjudicará el ingreso que proviene de la naturaleza. El otro viene de los impuestos. Afectará duro al presupuesto.
La dependencia extractiva deberá ser reemplazada por otros inventos que produzcan dinero.
¿Qué tal un proceso de industrialización?
Dejemos de ser líderes en la fabricación de pan, arepas, morcillas, postres de la abuela, alpargatas, camisetas y brebajes para el cansancio y el adelgazamiento; y pasemos a “otro nivel”.
O no seremos capaces de fabricar televisores, computadoras o carros, cuando sus fórmulas de producción están en las alcobas y salas de casa, en los estudios, oficinas; y en las calles y carreteras del país.
Colombia podría apostarle a la industrialización, comenzando por la agrícola, y ser la despensa mundial, en un planeta que va a tener mucha hambre.
O podría apostarle a producir televisores, computadores y tabletas y llenar el mercado americano con sus marcas.
¿Estaremos condenados a ver y buscar el universo, en aparatos fabricados por japoneses, gringos, chinos y coreanos?
Le estaríamos dando la razón a un candidato que propuso emigrar de la dependencia extractiva de nuestra economía, a otras posibilidades, como la industrialización.
O vamos a esperar a que al subsuelo se le exprima hasta “la última gota”, y a que los precios impuestos por el mercado manipulado del mundo, nos empobrezcan.
Si, el capitalismo tiene enormes ventajas, pero cuando muestran los sus dientes, los dueños del mundo, nos ahoga hasta la muerte.
El verbo ahogar no sólo lo conjuga el virus.
Que nuestro ingenio y creatividad no sea sólo un cuento chimbo, o chino.
Si queremos un gran desarrollo industrial hay que hacer primero una reforma laboral que haga competitivo el producto manufacturado. Empezando por revisar el tema de la licencia de maternidad. Qué está cerrando oportunidades nuevas a la mujer gracias a los excesos de médicos y jueces dedicados a imponer cargad absurdas al empleador
Una reflexión muy pertinente. Agroindustria, turismo recreativo y paisajístico, manufactura industrial y robótica serán los emprendimientos que nos harían sobrevivir. La economía naranja de Duque sólo fue un eslogan. Tampoco creo que Petro tenga la visión correcta.. Tengo la sensacion que Fajardo sólo sea un buen catedrático y no un estadista para tiempos tan difíciles como los que se avecinan. Visualizo que puede ser el tiempo de un Vargas Lleras o de un Oscar Iván Zuluaga.