Enrique Rubio, París, 12 jun (EFE).- Los pediatras y el Gobierno han lanzado un llamamiento unánime en Francia para que todos los niños vuelvan al colegio, pero se encuentran por ahora con los recelos de profesores y padres, que en buena medida prefieren esperar al curso que viene.
El ministro de Educación Nacional, Jean-Michel Blanquer -uno de los nombres con mayor peso específico en el Ejecutivo-, no oculta que su objetivo es que la desescalada avance más rápido en las escuelas, apoyado en el consejo de los pediatras, que secundan mayoritariamente esa opción.
Por el momento, uno de cada cuatro escolares (1,8 millones sobre un total 6,7 millones) ha regresado a las aulas desde el fin del confinamiento, el pasado 11 de mayo.
Pero Blanquer quiere ir más lejos. En el comienzo del curso escolar en septiembre todos los pequeños deberían asistir presencialmente a las clases si se mantienen los datos actuales de circulación del coronavirus, con unos 400 nuevos contagios diarios de media en la última semana.
“Quedan todavía unas semanas hasta el final de curso, el 4 de julio. Lo ideal sería hacer venir ya a más niños. Y para la ‘rentrée’ que vuelvan todos, siempre que se haga en coordinación con el Ministerio de Sanidad por la evolución de la pandemia”, explicaron a Efe fuentes del Ministerio de Educación.
Hasta ahora, el 60 % de los profesores han regresado a los colegios de primaria y secundaria, mientras que otro 35 % continúan desempeñando su trabajo a distancia, explican en el ministerio.
Del otro 5 %, por una razón u otra, sus alumnos no han vuelto a tener noticias. Blanquer ha prometido que será contundente con estos últimos, habrá sanciones.
SUAVIZAR LOS PROTOCOLOS
El presidente, Emmanuel Macron, presidió hoy un Consejo de Defensa, que es el órgano restringido que está tomando las decisiones de mayor calado en la desescalada y en el que está incluida la educación.
En la reunión, Blanquer dejó claro que quiere que a partir de la semana que viene se levante el límite de 15 alumnos por aula que rige actualmente como medida de precaución sanitaria.
Y para ello cuenta con un influyente aliado: los pediatras franceses, que en su inmensa mayoría llevan semanas instando a los padres a que envíen a sus hijos de vuelta al cole.
En una carta abierta difundida hace un mes, la Sociedad Francesa de Pediatría y la Sociedad Francesa de Medicina General afirmaban con rotundidad que “hay muchos más beneficios que riesgos” en que los niños retomen “la vida en colectividad”.
“Los conocimientos acumulados los dos últimos meses confirman que la infección por COVID-19 es una enfermedad benigna en la casi totalidad de los niños. Las formas graves son muy raras, menos frecuentes que en caso de gripe o bronquiolitis”, señalaron los especialistas.
Sin embargo, todos estos llamamientos no han llevado al aula más que a un 26 % de los niños. Y esa tasa es aún más baja entre los estudiantes de las capas más populares, justo lo que “a priori” quería evitar el Gobierno reabriendo las aulas.
El Ministerio de Educación reconoce que existen “razones mixtas” para explicar el absentismo.
Por un lado, hay muchos padres que no han querido mandar a sus pequeños a clase por temor a que se contagien, pero por otro lado hay ayuntamientos que no han querido abrir los centros debido a la falta de profesorado o a la incapacidad de garantizar el estricto protocolo sanitario que exigen las autoridades.
Quedan apenas tres semanas de clases, pero para Francia, donde la epidemia ha provocado unas 29.300 muertes, no hay tiempo que perder. El Gobierno quiere ya a los niños en clase y a sus padres en el trabajo. EFE
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