Por Raúl Camilo Sánchez Parada | 15/10/2021.
Con la pandemia del Covid-19 controlada en Estambul, las universidades de Estambul volverán a realizar sus clases de forma presencial pero los jóvenes no tienen dónde vivir.
La situación de fondo ha sido la escasez de plazas de residencias en donde solo hay 700.000 apartamentos para más de 8 millones de estudiantes, lo que para muchos jóvenes fue recurrir a otras alternativas como los mercados libres.
El estudiante Cihan Cihangir, estudiante de antropología señaló: “Llevo un mes buscando un hogar, es un trabajo a tiempo completo: mirar todos los días anuncios web, llamar a cientos de mobiliarios”.
De igual manera, el joven de 20 años denuncia que no hay apartamentos en alquiler.
De inmediato las protestas en redes sociales no se hicieron esperar, varias protestas se han hecho en los barrios céntricos de Estambul donde se ubican las universidades.
Las protestas que fueron coordinadas en una cuenta de Twitter, que en tan solo pocos días superó los 30.000 seguidores, esa manifestación se llamó “sin techo” en la que su estrategia era protestar durmiendo en los parques o bancos, rodeados de libros de estudio.
Sin embargo, el gobierno del presidente conservador de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, primero destacó el número de residencias creadas en su gobierno y el aumento de las becas a 600 liras (poco más de 60 dólares) al mes. Días después, el presidente manifestó: “Los que duermen en parques y jardines, lo digo claramente, en parte no tiene nada que ver con estudiantes”.
Hizo referencia a protestas del 2013 diciendo que “se hacen llamar estudiantes, pero son una nueva versión de los sucesos de Gezi”.
La solución no es el mercado, el tema también es político. Desde la asamblea municipal de Estambul, controlada por el opositor del Partido Socialdemócrata CHP, el diputado Dogan Subasi asegura que esta situación se agravó cuando la gestión de muchas residencias estudiantiles fue cedida a TUGBA, una entidad conservadora cuyo director es el hijo del presidente Erdogan.
Cihan Chair después de un mes de búsqueda, al final logró conseguir un piso con tres habitaciones por un precio asequible de 2300 liras (257 dólares) en el barrio de Okmeydani, donde no tarda más de 40 minutos en llegar al aula.