El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla

Por Fernando Calderón España

La pandemia de 1918 terminó en 1920.

Hubo más de 50 millones de muertos.

Probablemente, la asustadora cifra se produjo porque no había rapidez en la información como hoy.

Pero si había una similitud con la de ahora: no había vacuna. Las vacunas se desarrollaron a partir de 1931.

Encontré un Boletín Oficial Extraordinario de la Provincia de Burgos publicado en 1918, en donde se daban instrucciones a la población para evitar el contagio. Y son, más o menos, las mismas que se dan hoy. Dice :

“…Habiéndose cometido por algunos pueblos la imprudencia, á pesar de lo dispuesto por este Gobierno civil en la circular inserta en el Boletín de 25 del mes último, de celebrar las fiestas de la localidad, dando origen con ello á que se haya difundido rapidísimamente la epidemia entre el vecindario, creando con ello situaciones angustiosas para dichos pueblos, vuelvo á reiterar á los que todavía no estén convencidos del grave peligro que esto encierra, que se abstengan terminantemente de celebrar dichas fiestas ó reuniones… Por tanto, estoy resuelto á castigar duramente, como ya se ha hecho en algún caso, a los incumplidores de esta disposición. Asimismo recuerdo que la infección se propaga por las gotitas de saliva que despide el que habla, tose, etc. á nuestro lado, al ser respiradas por los que le rodean… Que se abstengan, en consecuencia, de permanecer en locales cerrados, mal ventilados, donde se reune mucha gente, como tabernas, cafés, etc. Que se extreme la limpieza de las casas. Que se tengan abiertas todo el día las ventanas de los dormitorios y se ventilen con frecuencia los locales donde permanezcan durante el día. Estar en el campo el mayor tiempo posible porque el aire libre, el agua y la luz son los mejores desinfectantes en esta ocasión. Tener mucha limpieza de la boca y en una palabra, seguir los consejos del Médico y desoir á los ignorantes que se os invitan á beber alcohol ó consumir tabaco como remedios preventivos por ser sus efectos en esta ocasión más nocivos que nunca. Burgos 4 de octubre de 1918. El Gobernador, Andrés Alonso López.”

Si se repasa la historia de esta pandemia, duró dos años.

Los gobiernos debieron leer sobre pandemias para hacer los cálculos sociales y económicos de sus efectos. Lo que uno captó fue que no lo hicieron.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *