El Libro que “frenó” el coronavirus

El lanzamiento del libro, “Por qué me quedé en Colombia”, el libro 38 del escritor y periodista, Gustavo Castro Caycedo, iba a ser presentado el 31 de marzo pasado, pero por culpa del coronavirus que hizo decretar la ya extendida cuarentena, se frustró el lanzamiento. Invitamos a su autor, para que nos hable de esta obra.

Por Gustavo Castro Caycedo

Por qué me quedé en Colombia, (un libro de fe en nuestra patria), relata las historias de vida de 17 protagonistas y las razones por las cuáles sentaron raíces en nuestro país. También hace un recuento de las mayores migraciones de extranjeros a Colombia, conformadas por ciudadanos: españoles, alemanes, austriacos, ingleses, chinos, franceses, italianos, japoneses; judíos de varias nacionalidades, y árabes de Líbano, Siria y Palestina. En mi libro resalto la contribución de aquellos a la construcción y fortalecimiento de nuestra nación, desde la conquista misma, hace 538 años, cuando aún Colombia no era Colombia.

Las personas, o los grupos humanos de inmigrantes, han llegado a Colombia trayendo sus idiomas, culturas, costumbres, credos, oficios, y profesiones, con ilusiones y esperanzas de lograr aquí una vida amable y próspera. Esto ha implicado para muchos de ellos, cambios radicales o difíciles de asimilar, desarraigo, y los riesgos propios de un ambiente desconocido, y una readaptación, a veces incierta.

Los protagonistas del libro, califican muy positivamente a Colombia y a los colombianos, destacando la hospitalidad con las que este país los recibió.

Ellos son, en orden en orden alfabético: Cristina Lilley, Bióloga, bailarina clásica, actriz de teatro, televisión y cine, y animalista: nacida en Nueva York: “Mezcla de gringa y europea ¡Pero colombiana!”, afirma ella. Flavia Dos Santos: Psicóloga-sexóloga brasileña, quien vivió en Rio de Janeiro, Brasilia, Roma, Londres, y Nueva York, pero quien “se enamoró de Colombia”.  Para la francesa Florence Thomas, Psicóloga, feminista y columnista de El Tiempo: “Este es un país de gente muy valiente”. Germán Tessarolo: Pintor y escultor italiano, anota: “Intenté irme de Colombia ocho veces ¡Y no pude!”. El Gran Rabino argentino, Alfredo Goldschmidt, guía espiritual, religioso y educativo, sentencia: “Yo quise y decidí vivir aquí”. “Helena Fares de Libos, empresaria “libano-chiquinquireña,echada pa´delante”, espontánea, y de armas tomar, ha escrito ocho libros alabando a Colombia. Javier de Nicoló, sacerdote italiano y verdadero santo contemporáneo, fue el redentor de más de 100.000 muchachos de la calle, (“gamines”).

Jean Claude Bessudo; líder turístico en Latinoamérica, se apersonó de una empresa con 50 empleados, y hoy tiene más de 5.000; él confiesa: “Soy colombiano de corazón”. José Alejandro Garcia Rosquete, ex – Cónsul de Cuba, se enamoro de Patrícia, y sentó raíces aqui. A Juan María Marcelino Gilibert, el francés que creó la Policía de Colombia, su nieto, el General Luis Ernesto Gilibert Vargas, lo describe como: “El abuelo que no conocí”. Julio César Luna, histórico galán argentino de la televisión colombiana; actor, director, productor, libretista, locutor, cantante y maestro de ceremonias, es un colombiano ejemplar. Kyonn-Duk Lee: El gran Maestro colombo-coreano que trajo el Taekwondo al país en 1967, vive feliz de haberse nacionalizado aquí.

La mezzosoprano Martha Senn, nació en San Gallen, Suiza, pero es una colombiana triunfadora en América, Europa, Asia y Africa, por su impactante voz y su habilidad dramática. Oscar Sevilla: ciclista español; ganador de tres vueltas a Colombia, e infinidad de pruebas internacionales, se describe, “soy tan colombiano como mi esposa y mis hijas”. Rachid Maluf Namour: emprendedor y empresario libanés, pulcro y sobresaliente, exclama: “Si todos trabajáramos por ella ¡Cómo fuera Colombia!”. Salud Hernández Mora: polémica y crítica periodista española, asegura: “Colombia tiene todo para ser del primer mundo”. Salvo Basile: actor, productor y director de cine y TV, ha sido uno de los grandes defensores de Cartagena.

El libro incluye la semblanza de otros once inmigrantes que ganaron sitio y fama en Colombia: Alejandro Obregón, famoso pintor barcelonés, con alma y corazón caribeño. Don Blas de Lezo, almirante español, héroe defensor de Cartagena. Don Luis de Aury, nacido en París y fallecido en la Isla de Santa Catalina, en 1821; corsario libertador del archipiélago de San Andrés Providencia, Santa Catalina y sus islotes, que fueron destino de inmigraciones británica, jamaiquina y africana. Fernando González Pacheco, nacido en Valencia, España en 1932, fue el personaje más famoso en la historia de la televisión colombiana. José Duval, cubano-norteamericano, que encarnó a Juan Valdez, desde 1959. Hans Otto Ungar, gran librero austriaco-colombiano, honrado por tres países.

Lauchlin Currie, prestigioso economista canadiense, comprometido con Colombia. Oreste Sindici, italiano, compositor de la música de nuestro Himno Nacional. Rogelio Salmona, nuestro magnífico arquitecto, nacido en Francia. Pedro Claver, santo catalán defensor de los esclavos en Cartagena. Y el Profesor Thomas Van Der Hammen, geólogo, arqueólogo, botánico, y paleontólogo holandés, que concibió el mayor bosque urbano del mundo, en Bogotá: “La Reserva Van Der Hammen

Aparte del dolor por el desarraigo, muchos inmigrantes debieron soportar en el pasado, trabas innobles y crudas expresiones oficiales de xenofobia, en lugar de signos de bienvenida, lo que frustró sus esperanzas. Un sentimiento anti extranjero, (especialmente contra los judíos polacos y alemanes), fue liderado por el profesor Luis López de Mesa, (Canciller del gobierno del presidente Eduardo Santos), y dio la espalda a sobrevivientes que huían del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial. Este ministro, defraudó la justa aspiración de ingreso a Colombia de miles de inmigrantes judíos, japoneses y chinos, víctimas de sus sentimientos antisemitas y xenófobos.

A partir de 1817, las legiones Británica e Irlandesa, unidades militares bajo el mando del general Simón Bolívar, hicieron parte de los ejércitos libertadores de la Nueva Granada, que consolidaron nuestra Independencia del Imperio español, dando fin al período de la Colonia.

Los combatientes “importados”, conformaron: la Primera Legión Británica: la Segunda Legión Británica, y la Legión Irlandesa. De ellas hicieron parte regimientos de caballería, como los Húsares y el batallón de infantería Albión y Carabobo; y el Rifles, que contaba con más de 400 indígenas. La Legión Británica, estuvo bajo el mando del general Rafael José Urdaneta, jefe del gobierno patriota, y luego hizo parte de las huestes de Bolívar, (en 1818 como parte de la guardia del Libertador), de José Antonio Páez, y de José Tadeo Monagas.

Estas legiones, con más de 7.000 combatientes, voluntarios, y mercenarios, no fueron bien tratadas siempre. Estuvieron integradas principalmente por: ingleses, irlandeses, galeses; y con menos hombres, por escoceses, italianos, franceses, españoles, alemanes, antillanos, holandeses, y nativos de colonias británicas. También lucharon por nuestra independencia, algunos voluntarios venidos, de: Chile, Holanda, Estados Unidos, Canadá, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Suecia, Noruega, Cuba, Haití y Jamaica; y por esclavos negros africanos. Y claro está, por infinidad de patriotas venezolanos.

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