El Líbano pierde a uno de sus ciudadanos más longevo a los ¿120 años?

Imagen de S. Hermann & F. Richter en Pixabay

 

Anna Maria Guzelian, Beirut, 23 ene (EFE).- El secreto de la longevidad del libanés Suleiman Ahmad al Mell, que aseguraba tener unos 120 años, pasaba por la ingesta de una misteriosa pócima de hierbas y largas caminatas diarias. El hombre, considerado el más anciano del país mediterráneo, falleció esta semana de un infarto cerebral.

Durante sus últimos años de vida, Al Mell, oriundo de la aldea septentrional de Aboudie, cerca de la frontera con Siria, fue protagonista de un gran número de entrevistas y reportajes audiovisuales que le mostraban como un hombre extremadamente vital, alegre e incluso un tanto pícaro.

La fama le llegó por su avanzada edad, pues tanto él como la gente que le conoce mantienen que sumaba aproximadamente un siglo y dos decenios, a pesar de que no obtuvo sus documentos legales hasta 1919, cuando acudió a registrarse con las autoridades, una tardanza habitual para la época en las zonas rurales del Líbano.

 

EL SECRETO DE LA VIDA

“Mi tío tenía su combinación secreta de hierbas a la que llamaba ‘pócima secreta’, pero nadie de la familia conocía los ingredientes”, afirmó a Efe el sobrino del anciano, Abu Khalid al Mell, de 40 años, vía telefónica desde la provincia norteña de Akkar, donde residen los Al Mell.

Sin embargo, para Abu Khalid, la verdadera clave de su longevidad eran las caminatas que tanto adoraba Suleiman y que “nunca paraba” de hacer.

Relata su sobrino que el hombre llegó a casarse tres veces a lo largo de los años, la última vez cuando tenía 80, y tuvo una decena de hijos, la mitad de ellos con la más reciente de sus esposas. El tiempo le regaló también un sinfín de nietos, bisnietos y tataranietos. Tantos, que la familia ya no lleva la cuenta.

“Su hijo mayor murió hace cuatro años cuando tenía 89 y su hijo más joven tiene 10 años”, asevera Abu Khalid, por lo que Suleiman habría sido padre con más de 100 años, si bien la veracidad de sus palabras no ha podido ser verificada independientemente.

En los años 70 trabajó como peón en la construcción y andaba durante horas y horas, hasta que la edad comenzó a pesar sobre sus hombros y su cuerpo ya no era capaz de resistir igual que antes, explica su sobrino, que agrega que fue entonces cuando “tuvo que dejar de trabajar”.

Llegado a un punto, su economía pasó a basarse en los ingresos que recibía de los servicios sociales y sus parientes.

 

ENTRAÑABLE Y QUERIDO POR TODOS

En 2016, cuando ya acaparaba flashes por su larga existencia, un récord que nunca le fue reconocido internacionalmente por la carencia de documentos oficiales que lo demostrasen, logró incluso reunirse con el entonces ministro de Interior del Líbano, Nohad al Machnouk, quien le regaló una peregrinación a la Meca.

Además, de acuerdo con Abu Khalid, el ministro le concedió la nacionalidad libanesa a sus dos mujeres de origen sirio, ya que la primera ya había fallecido para entonces.

Pero eso es solo un ejemplo y son muchos los que le recuerdan con cariño unos días después de que su sobrino y otros miembros de la familia hallasen su cuerpo sin vida en la vivienda de Aboudie, donde un infarto cerebral puso fin a unos 120 años de duro trabajo y largos paseos.

El joven Omar es uno de ellos.

No sólo era su barbero y se encargaba de conservar el buen aspecto del anciano, sino que también pasaba mucho tiempo con él en la casa de Suleiman disfrutando de su compañía. “Nunca pedía ayuda a nadie, incluso a su edad era muy autosuficiente”, destacó Omar a Efe por vía telefónica desde Akkar.

Recuerda que le encantaba comer huevos y cereales, pero quizás lo más sorprendente de todo era su vitalidad: “Era un hombre lleno de vida”, concluyó el joven. EFE
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