Anush Janbabian, Moscú, 17 jul (EFE).- Durante la primavera, el tiempo más álgido de la pandemia de coronavirus, Moscú se vació durante unas semanas para romper la cadena de contagios y dando lugar a un fenómeno nunca visto en la ciudad más grande de Europa que inmortalizó el objetivo del Premio Pulitzer Serguéi Ponomariov.
Un total de 45 instantáneas en blanco y negro componen la exposición “Moscú. El gran vacío” que se abre este viernes al público en el Museo de Moscú.
UN VACÍO PARA LA POSTERIDAD
“Ese vacío había que documentarlo, estábamos ante una situación única, que se dio en muchas ciudades, no solo Moscú, pero Moscú fue parte del gran vacío en el que se sumó el mundo”, dijo a Efe el autor de las instantáneas durante la presentación del evento.
Y eso que la cámara de Ponomariov, de 39 años, ha captado a lo largo de su carrera situaciones e imágenes extraordinarias, por una de las cuales el reportero gráfico mereció el Premio Pulitzer en 2016 junto con otros compañeros del diario estadounidense “The New York Times”.
Pero nunca antes Ponomariov pensó que retrataría su ciudad natal tal y como la vio en abril de 2020.
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UNA MOSCÚ DIFERENTE
“Era otra Moscú. A veces cada día caminaba por la misma calle y descubría algo nuevo”, rememora el fotógrafo.
Y es que, agrega, muchas veces uno se distrae con los ruidos de la gran ciudad, mientras, durante la cuarentena, los edificios que en otros casos servían de decorado, se convirtieron de repente en los principales protagonistas de la historia que narra ahora la muestra.
La exposición hace un recorrido por los lugares más icónicos de la capital rusa, habitualmente abarrotadas de gente y negocios abiertos las 24 horas del día.
Las instantáneas del fotógrafo ruso son una prueba visual de la excepcional situación que vivieron los más de 12 millones de moscovitas, acostumbrados al frenesí callejero, durante casi seis largas semanas.
Conocida como “la ciudad que nunca duerme”, Moscú sí se dio un respiro durante la pandemia y confinó sus habitantes en sus casas con necesidad de solicitar pases electrónicos para efectuar cualquier desplazamiento.
Al mismo tiempo, el “retratista” de Moscú niega que se trate de una especie de apocalipsis, pues asegura que la ciudad simplemente se puso “en pausa”.
“Seguía habiendo personas en las calles, entre policías, repartidores y trabajadores de otros servicios esenciales”, recuerda.
UNA CIUDAD EN BLANCO Y NEGRO
En cuanto a la elección de la fotografía en blanco y negro, explica que le permitió, en particular, acentuar algunos detalles arquitectónicos y reflejar la belleza de una ciudad vacía desde un enfoque diferente.
“Para mí fue un cambio muy radical, porque estoy acostumbrado a fotografiar a la gente y los sucesos, pero aquí tenía que retratar el vacío”, explica.
La vida que prácticamente se paró durante varias semanas, coincidiendo con el pico de la epidemia en Moscú, ya emprende su vuelta a la normalidad desde hace más de un mes.
“Comprendía que algo tan excepcional no iba a durar mucho, aunque dejara una huella en cada uno de nosotros”, explica su motivación el reputado fotógrafo.
SEIS SEMANAS CONFINADOS
El confinamiento obligatorio en la ciudad fue levantado el 9 de junio y desde entonces Moscú comenzó una desescalada gradual que, según las autoridades, está justificada por la firme dinámica a la baja del número de los contagios diarios de la COVID-19.
Este viernes la capital registró 575 nuevos casos de coronavirus, casi 10 veces menos que las cifras detectadas a diario durante el pico de la pandemia.
La exposición “Moscú. El gran vacío” estará abierta al público hasta el 23 de agosto, mientras las imágenes de Ponomariov y la experiencia vivida por millones de moscovitas quedarán en la memoria colectiva por un tiempo mucho más extendido.
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