El corazón de Asunción recupera parte de su rostro con apertura gastronómica

AME6827. ASUNCIÓN (PARAGUAY), 15/06/2020.- Un cocinero usa tapabocas este lunes en un restaurante de Asunción (Paraguay). El centro histórico de Asunción recuperó una gran parte de su rostro como arteria vital de la capital con la reapertura de los restaurantes, uno de los sectores más golpeados por el coronavirus y habilitado desde este lunes al ser incluido en la fase tres de la “cuarentena inteligente”. EFE/Nathalia Aguilar

 

Asunción, 15 jun (EFE).- El centro histórico de Asunción recuperó una gran parte de su rostro como arteria vital de la capital con la reapertura de los restaurantes, uno de los sectores más golpeados por el coronavirus en Paraguay y habilitado desde este lunes al ser incluido en la fase tres de la “cuarentena inteligente”.

La expectación era grande en la calle Palma, la de más solera de Asunción, y cuyos restaurantes acogen en circunstancias normales a la mayoría de funcionarios que trabajan en el microcentro capitalino, que concentra a ministerios, oficinas institucionales, además de al Congreso y al Palacio de Gobierno.

La fase tres concede una “libertad condicionada” a esos establecimientos, en el sentido de que autoriza el servicio de mesa, pero bajo cita previa y con un limitado número de comensales.

Y por supuesto con las correspondientes medidas sanitarias a seguir por trabajadores y clientes: tapabocas, limpieza de manos y toma de temperatura.

Es, sin embargo, un paso importante para un sector que ha visto cerrar locales y enviado a casa a muchos trabajadores bajo la figura de la suspensión temporal, sin cobrar.

Y que con la fase tres readmitirá a unos 30.000 trabajadores, según señaló este lunes el Ministerio de Trabajo.

Ever Olmedo, encargado de un conocido restaurante de pasta de la calle Palma, calculó en un millar los restaurantes del país que cerraron sus puertas a causa de la pandemia.

Muchos de los cuales han sobrevivido con la modalidad de entrega a domicilio, autorizada en las anteriores fases de la cuarentena.

No obstante, Olmedo admitió que ese ejercicio de supervivencia se llevó a cabo reduciendo la plantillas para poder cerrar los números.

“Antes de la pandemia teníamos 25 trabajadores y ahora estamos 16.Nuestra capacidad es para 250 clientes, pero ahora es para una centenar al disminuir el número de mesas para mantener el distanciamiento”, dijo Olmedo.

 

EL CORAZÓN DE ASUNCIÓN
Pese a esas limitaciones, Ojeda se mostró optimista por el hecho de que Paraguay haya alcanzando esta tercera fase, cumpliendo así el cronograma previsto por el Gobierno en caso de mantener contenida la pandemia, que ha causado una docena de muertes y alrededor de 1.200 contagios en el país sudamericano.

Un optimismo compartido por los integrantes de ese hábitat que constituye el corazón de Asunción, con la calle Palma como estandarte, y en el que se citan, además del funcionariado, representantes del que es el sector laboral mayoritario en el país, el del trabajo informal.

Una franja que en la calle Palma tiene como protagonistas a limpiabotas callejeros (muchos menores de edad), cambistas, vendedores de ropa, de libros usados, de artesanía o las populares chiperas, ahora pertrechadas con tapabocas para ofrecer el famoso panecillo paraguayo de almidón.

Todo ese arco se fue incorporando a su actividad diaria gracias a las anteriores fases de la desescalada, a la que muchos llegaron gracias a una ayuda del Gobierno a comienzos de la cuarentena.

Es el caso de Justo, un veterano vendedor de esa emblemática calle, en la que lleva más de 30 años ofreciendo unos productos que han ido variando en función del signo de los tiempos.

“He pasado de vender casettes a compact disc y de cintas de video al DVD. Pero el Internet ha matado todo esto, ahora el negocio son los accesorios para teléfono”, dijo el vendedor, de 49 años.

Justo regresó hace un mes a su puesto de venta tras casi dos meses en casa, al igual que sus dos hijos debido al cierre de las escuelas.

“Nos llegó un poco de la ayuda del Estado y con eso peleamos un poquito”, indicó, al tiempo que dijo echar de menos a los turistas de Brasil y Argentina que visitaban la calle Palma, ausentes tras el cierre de fronteras.

“Ahora vendo para salvar el día, pero faltan los compradores brasileños y argentinos, a ver si para finales de año se normaliza todo”, indicó. EFE
jm/cav

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