El universo pictórico de Dora Luz Delgado
Este título nos conduce al lugar emocional y creativo de esta llamativa artista plástica. Y a la certidumbre de que es posible representar aspectos del mundo según la distancia a que los veamos. El mundo es igual para todos, pero lo interpretamos de formas muy diversas e, incluso, dispares, como en algunas obras pictóricas universales. Es el reino de las paradojas. De la misma manera, una mirada desprevenida puede inducirnos a creer que la pintora Dora Luz Delgado nos muestra en sus obras las bellas formas del mundo microscópico nadando en la imaginación, y otra visión nos puede sugerir la ilusión de un gran cosmos feliz que invita al optimismo. Sin embargo, a la propia artista le basta con ser ella misma cuando asume invenciones pictóricas espontáneas, enigmáticas, de intención mágica, y formas vitales entre bellos campos de color donde habita su fantasía personal, como efecto de la alegría y el placer de crear. En su fuero interno sólo desea proseguir su línea, transgredir los modos de representación mientras extiende la pasta de los óleos sobre el lienzo, para dar salida a la diversidad de formas y colores que surgen en sus obras como improntas de su libertad, de su inconsciente, de sus sueños o sus caprichos, según ella misma lo reconoce. A menudo, sin que se lo proponga, y sin reglas académicas, la artista roza regiones y analogías de la expresión pictórica que la podrían ligar con el surrealismo, y con el arte fantástico, o el arte onírico, como sucede con muchas pinturas de importancia en la historia del arte. El mismo Goya consideraba el capricho y la invención como bases del arte. Entre el placer y el misterio se desliza la imaginación.
Todo comenzó para la pintora Dora Luz Delgado de manera muy sencilla, tomando el arte, al comienzo, como hobby de sanación para su exceso de trabajo en su condición de administradora de empresas, según consejo médico. Tras los años de estudios de arte en academias colombianas, y en The Art Students League, de Nueva York, dejó atrás el placer encontrado en el arte asumido como hobby, y afloró su deseo de expresar algo muy personal, hallándolo entre sus recuerdos infantiles al evocar el atractivo que sobre ella ejercían las canicas de su colección de juegos infantiles, con su fulgor, esfericidad y riqueza lumínica. Su imaginación convirtió las canicas en esferas de luz y color, en motivo de espontáneas conexiones cerebrales con las formas del universo, en quimeras con vibraciones de luz y energía, y en objetos de ilusión pictórica. Adquirió luego la certeza de que los colores revelados por la luz se derivan de temperaturas acordes con las longitudes de onda del espectro electromagnético visible para el ojo humano. También sucede que el espacio libre del universo, lejos de ser vacío, es un gran campo de vibraciones entre curvaturas, valles y montañas de energía, donde todos los movimientos son curvos, hecho demostrado mediante las ecuaciones de la relatividad general de Einstein.
No hay nada plano en nuestro cosmos infinito. Ni lineal. Todo es ondulante. Nada es exacto. Tampoco son planas, ni lineales, las situaciones de la vida, ni los objetos quiméricos sugeridos en las obras de la artista como proyecciones pictóricas de su imaginación y autorrealización. Para ella no hay una explicación lógica de esta percepción, y nada racional guía la aparición de las radiantes y policromas esferas sobre sus lienzos, de las teatrales y ubicuas fuentes de luz, de su “flora” o fauna orgánica transfigurada, y de esas burbujeantes franjas ondulantes parecidas a líquidos con colores alucinados, símbolos para ella de las infusiones donde se origina el ser. Su obra es, en realidad, una contrapartida del arte convencional. Este año ha agregado a su trabajo las pinturas circulares, o tondos, de dos metros de diámetro, donde su gran superficie aumenta la sensualidad de los campos de color que las sustentan. Pese a las variadas interpretaciones de sus pinturas, que la artista escucha con sorpresa, su fantasía también recuerda algunos aspectos inverosímiles del mundo real, y no constituyen, del todo, su contraste, o su antítesis. Al final, Dora Luz Delgado ratifica lo más importante para ella: lograr que sus pinturas sean, ante todo, campos de energía y placer visual.
El fundamento de su obra está lleno de este tipo de percepciones, que surgen del ritmo de su vida, tanto como el recuerdo que guarda de su abuela materna, gran lectora de las obras de Julio Verne, mujer de talante contemporáneo que sembró en ella las ilusiones derivadas de su corazón aventurero y fantasioso, y con quien vivió mucho de su cotidianidad, incluyendo las historias de piratas que bordearon los mares en los puertos míticos de la Colombia colonial.
OCTAVIO MENDOZA .
Marzo 24 de 2020
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Para conocer el alma del artista tienes que observar los colores de su espíritu. Y eso es lo que hace Dora Luz: transmitirnos su delicada escencia en esferas llenas de de luz e inteligencia. Amo su obra !!!!
Excelente resultado de envestigacion ,para un muy buen resulta en estas obra de Dora Luz
Estupenda, alucinante la magia en su obras en las que se siente un disfrute diferente en ese campo vital visual impactante que Dora Luz nos ofrece en sus creaciones. Aplaudo su inteligencia artística tan única.