Por Fernando Calderón España.
Ahora les dio por defender al petróleo y al carbón, cuya explotación y regalías no trajeron riqueza a nuestro país nunca.
En 1903, el gobierno de Rafael Reyes promulgó las primeras reglamentaciones en materia petrolera.
En 1905, el Decreto No. 34 facultó al poder ejecutivo para otorgar concesiones petroleras.
El mismo año de 1905 se otorgó a Roberto De Mares la primera concesión petrolera.
Uno se pregunta qué han hecho el dinero que ha llegado al Huila -para preguntar solo por una región de la que soy nativo- por regalías como productor de petróleo.
Las carreteras siguen peor todos los días y las muchas obras se convirtieron en elefantes blancos.
Y, en general, a Colombia de qué le ha servido el dinero del petróleo y el carbón.
Sí le ha servido a las multinacionales que explotan esos recursos y a los comisionistas, incluidos expresidentes de todo tipo, del país, de compañías colombianas influyentes, de empresas que gestionan negocios exorbitantes.
Las concesiones que se han entregado asumen por debajo de la mesa una serie de compromisos representados en dinero con sus mecenas quienes hoy se aferran a la idea de seguir usando esas ventajas que les otorgan la tierra en donde nacieron y el poder político o legal sobre ella.
De ahí el montaje de un aparato sólido, conformado por medios de comunicación, la oposición política que quedó huérfana y como tal deambula como paria por los caminos del liderazgo, y los tristes aspirantes al estrellado ejecutivo en la administración pública -que se quedaron por lo menos cuatro años sin sueldos jugosos-, para desprestigiar aunque sea de manera torpe a la nueva dirección del Estado.
La melancolía se está tomando a la oposición, que relata con tristeza y lágrimas la salida a voto limpio de todo el mando. Porque es de todo.
El discurso de Petro, los atormentó más y la congoja es la única que sobresale en redes.
Como estrategia es equivocada pues no se hace al favor popular desde el desconsuelo.
A los grupos de interés en el petróleo y el carbón las regalías futuras les llegarán en empaques tristes.
El negocio comienza a fenecer.
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Sí. Lo veloz y superficialmente esbozado por Fernando Calderón, es así de personal para unas muy selectas élites, y así de triste ahora para ellas. Los ingentes recursos que ingresó la actividad extractiva y petrolera durante estos 120 años de miseria colombiana, solo han extendido la oscura nube de pobreza, de ignorancia, de desazón social y de prostitución sobre todos los caminos y rincones de nuestro país. Fernando ha mostrado una imagen, mas bien pudorosa y descolorida, de lo acontecido. Quizás se atreva a relatarnos el cómo y el quiénes cometieron estas felonías, entre los peores, César Gaviria y Andrés Pastrana. Cuando nos adentramos en esos temas, solo nos queda verguenza y horror.