Por Myriam Manosalva | 12/07/2021.
Los carbohidratos han sido satanizados por la industria de las dietas desde décadas atrás. Los entrenadores, influencers, hasta reinas de belleza, han aconsejado disminuir su consumo si se desea un resultado rápido en la consecución de un cuerpo esbelto. Pero suprimir por completo los carbohidratos, podría ser un grave error que repercuta en la salud de las personas de forma adversa.
Poco se habla de los beneficios de los carbohidratos, pero estos son necesarios para ofrecer energía al cuerpo y proporcionar fibra para una digestión óptima. Una dieta rica en carbohidratos saludables, aporta saciedad evitando comer de más, siempre y cuando se limite la ingesta de alimentos con alto contenido de azucares, grasas y sodio.
Privarse de la totalidad de carbohidratos podría perjudicar al cuerpo de múltiples formas que exponemos a continuación:
Indigestión: Un bajo consumo de fibra ayuda a mantener el buen estado del tracto intestinal, así como aportar saciedad. Teniendo en cuenta que dentro de los carbohidratos se encuentran las legumbres, frutas y verduras.
Enfermedad cardiaca: Eliminar la ingesta de un grupo tan grande de alimentos puede llevarle a sufrir de enfermedades cardiovasculares y arritmias, para este caso se deben evitar los carbohidratos relacionados con la llamada comida chatarra que también puede afectar al corazón
Deficiencia de potasio: Cuando se eliminan los carbohidratos, se incrementa la producción de orina, liberando en exceso nutrientes necesarios para el organismo. Además la reducción de consumo de hidratos de carbono genera la pérdida de potasio, desencadenando el aumento de la presión arterial y la aparición de cálculos renales.
Déficit de vitaminas: Vitaminas como B7, E, D, cromo, Yodo y molibdeno, se encuentran en los carbohidratos y al dejar de consumirlos se desequilibra el funcionamiento de los órganos internos y empiezan a aparecer desbalances en el peso y el funcionamiento de la memoria.
Dados los efectos adversos expuestos, se aconseja consumir frutas y verduras ricas en fibra como brócoli, zanahoria, espinaca, manzanas, ciruelas y bananos, entre otros. También elegir granos integrales como la avena, el trigo, el maíz y el arroz, así como añadir las legumbres como fríjoles y lentejas por su alto contenido en potasio, hierro y magnesio.