Moscú, 22 jul (EFE).- Un tribunal ruso condenó este miércoles a tres años y medio de cárcel al historiador y jefe de la ONG de derechos humanos Memorial en la república rusa de Karelia, Yuri Dmítriev, por presunta agresión sexual a su hija adoptiva, cargo que el activista y su entorno rechazaron.
La Fiscalía pedía 15 años de cárcel para Dmítriev, conocido por sus investigaciones sobre las víctimas de las represiones estalinistas.
El activista, en prisión preventiva desde hace dos años, podrá salir en libertad dentro de unos 3 ó 5 meses, precisó el abogado de Dmítriev, Víctor Anufriev, a la agencia rusa Interfax.
La propia ONG consideró injusta la condena contra uno de sus responsables regionales, porque a pesar de ser la pena “mucho menor de lo que pedía la acusación”, Dmítriev fue sentenciado a cárcel “por algo que no hizo”.
El activista de Memorial fue detenido por primera vez en 2016 y acusado de distribuir como pornografía infantil las fotos de su hija adoptiva desnuda.
En 2018, un juzgado de primera instancia de la ciudad de Petrozavodsk halló inocente de Dmítriev de los cargos de distribuir pornografía infantil, pero le declaró culpable de posesión de partes de un arma de fuego que se encontró en su domicilio en 2016.
Más tarde, el Tribunal Superior de Karelia anuló la sentencia en primera instancia, alegando nuevas pruebas para acusar al activista de agresión contra su hija adoptiva.
Dmítriev es autor de varios libros sobre las víctimas de las represiones estalinistas entre 1930 y 1940 en Karelia. Bajo su dirección se localizaron en 1990 dos grandes fosas comunes en las que se hallaron restos de más de 10.000 personas ejecutadas entre 1937 y 1938.
En junio de 2020, las Nobel de Literatura Herta Müller y Svetlana Alexiévich escribieron una carta en apoyo a Dmítriev en la que indicaron que el caso contra el reputado historiador tenía como objetivo “silenciar el recuerdo de las represiones”.
El propio activista en su última palabra ante el tribunal afirmó que el caso en su contra fue abierto para manchar su buen nombre y arrojar una sombra sobre las tumbas de las víctimas de las represiones.EFE
aj/fss/mah