Colombianas enfrentan amplias desigualdades mientras el país cierra brechas

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Bogotá, 10 nov (EFE).- Colombia avanza para cerrar la brecha de género, pero todavía enfrenta una acumulación sucesiva de desigualdades y precariedades que rezagan la participación de las mujeres en el campo educativo y laboral.

Así se desprende de un informe presentado este martes por ONU Mujeres en alianza con la Consejería Presidencial para la Mujer y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), que busca identificar los avances y atrasos en perspectiva de derechos humanos y alertar sobre riesgos de retrocesos en el camino hacia la igualdad de género.

“Este libro evalúa a través de una serie de indicadores esas condiciones de desigualdad que enfrentan las 22,6 millones de mujeres colombianas, incluyendo sobre todo el enfoque territorial, el de la diversidad, porque también sabemos desafortunadamente que ser mujer y hacer parte de una minoría étnica genera todavía más vulnerabilidad”, dijo la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez.

 

SEGREGACIÓN Y BRECHA SALARIAL

Aunque la Tasa Global de Participación (TGP) de las mujeres creció 6,7 puntos de 2008 a 2019, pasando del 46,4 % al 53,1 %, la brecha con relación a los hombres es todavía de 20,8 puntos (73,9 % de ellos son parte de la fuerza laboral), según el estudio.

La tasa de participación económica de las mujeres también es inferior a la de los hombres en el campo educativo y las brechas más grandes entre ambos sexos se presentan en los niveles educativos más bajos, pues la probabilidad para un hombre sin escolaridad de ser parte de la fuerza laboral es el doble que la de una mujer con el mismo nivel educativo (69,2 % y 33,5 %, respectivamente).

“(Esto) lleva a que tengamos un contexto social y político en donde se enfrentan unas brechas de participación política, en el ejercicio de la salud sexual y reproductiva (…) y en la violencia contra las mujeres”, dijo el director del DANE, Juan Daniel Oviedo.

 

INCIDENCIA EN LA POBREZA

El estudio señaló también una “marcada” segregación ocupacional pues las mujeres son el 94,1 % del total de personas ocupadas como trabajadoras o trabajadores domésticos, así como representan el 63,3 % de las personas ocupadas sin remuneración y menos de una tercera parte (27,1 %) de las personas empleadoras.

“La brecha salarial nacional promedio es del 12,1 %, lo que significa que las mujeres perciben el 87,9 % de lo que ganan los hombres”, arrojó el informe.

Una de las consecuencias de esas desigualdades es que la probabilidad de las mujeres de no contar con ingresos propios es casi tres veces mayor que la de los hombres, con un 27,5 % y 10,5 %, respectivamente, lo que se refleja a su vez en los índices de pobreza, pues por cada 100 hombres en hogares pobres hay 118 mujeres.

“Estas vulnerabilidades económicas son especialmente graves considerando que las mujeres han incrementado significativamente su rol como generadoras de ingresos e, incluso, se han convertido en las proveedoras principales de sus hogares”, detalló el estudio.

 

MATERNIDAD Y LABORES DOMÉSTICAS

La brecha sigue siendo amplia en las mujeres con hijos porque la tensión entre la maternidad y el trabajo remunerado no se distribuye de forma igualitaria entre mujeres y hombres.

Según la publicación, las opciones laborales de las mujeres están “sumamente limitadas” por la responsabilidad de las actividades domésticas y de cuidados no remuneradas que recae desproporcionadamente en ellas.

“Tres cuartas partes de las mujeres que no son madres trabajan de manera remunerada; con dos hijas o hijos, la tasa cae cuatro puntos porcentuales, y con tres hijas o hijos se reduce cerca de cinco puntos porcentuales adicionales”, detalló el informe.

Pese a esos resultados la estadística demuestra que la incorporación de las mujeres a los mercados laborales ha tenido un importante avance, aunque todavía sucede en condiciones desventajosas que se expresan en mayor desempleo, mayor informalidad y concentración en ciertas ocupaciones.

“En 2019, mientras que la tasa de desempleo de los hombres fue del 8,2 %, en las mujeres alcanzó el 13,6 %, es decir, una diferencia de 5,4 puntos porcentuales. En la última década se observa una disminución del desempleo de ambos sexos, pero la tasa de las mujeres ha superado la de los hombres en todo momento en por lo menos 4,9 puntos porcentuales”, subrayó el informe.

 

AVANCES EN COLOMBIA

Pese a que la desigualdad persiste, el estudio destaca que Colombia se ha acercado cada vez más a la paridad en el poder Ejecutivo.

“De acuerdo con el último informe de la Función Pública sobre los porcentajes de participación de la mujer en los cargos de la administración pública del nivel directivo de los órdenes nacional y territorial, en el Estado colombiano un 44,7 % de los cargos directivos son ocupados por mujeres”, describió la publicación.

“La igualdad de género es uno de los elementos que más impulsa el desarrollo, la paz sostenible y la democracia en el mundo y en Colombia”, dijo la representante país de ONU Mujeres Colombia, Patricia Fernández Pacheco, al destacar los avances de las entidades del país en tener mejores estadísticas de temas de género.

Para Fernández, estos estudios son cruciales para la creación de políticas públicas eficaces que apunten a solucionar los problemas de inequidad, principalmente en momentos en los que los impactos de la crisis del coronavirus “amenazan con revertir todos estos avances logrados en los últimos años”.

 

DESIGUALDADES HASTA LA VEJEZ

Las desigualdades entre territorios y poblaciones en cuanto al acceso a salud sexual y reproductiva son preocupantes, advirtió el estudio, que también reveló que el país tiene un largo camino por recorrer para reducir la mortalidad materna pues todavía mueren muchas mujeres por motivos que pueden prevenirse, como la falta de atención médica durante el embarazo y el parto.

Además, las condiciones sociales y laborales en las que viven las mujeres, así como la discriminación “tienen su expresión extrema en actos sistemáticos de violencia que se cometen contra ellas”, y generan una serie de desigualdades que inician desde las etapas más tempranas en las niñas y culmina en una vejez cargada de adversidades. EFE
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