POR: REPORTEROS ASOCIADOS DEL MUNDO
Si a usted es de los que le gustan los helados, las gaseosas, los postres, el chocolate, el jamón, las arepas, las hamburguesas y por lo menos otros 180 productos que son fabricados con base al azúcar y otros ultraprocesados para su venta, prepare el bolsillo.
A partir del 1 de noviembre, deberán pagar 10% más, por una norma establecida en la reforma tributaria de 2022 y que quedaron grabados con el llamado impuesto saludable.
Según la normatividad, desde el próximo mes empezarán a aplicarse los impuestos fijados como bebidas ultraprocesadas azucaradas, y productos comestibles ultraprocesados industrialmente y con alto contenido de azúcares añadidos, sodio o grasas saturadas.
La tarifa del impuesto a las bebidas ultraprocesadas azucaradas está en función del contenido de azúcar en gramos por cada cien mililitros de bebida, así aquellas que tengan entre 6 gramos y 10 gramos de azúcar pagarán $ 18 por cada 100 mililitros, y aquellas con más de 10 gramos de azúcares añadidos pagarán $ 35.
Un ejemplo práctico sería que una gaseosa de 1.500 mililitros (litro y medio) con 7,4 gramos de azúcar añadida tendría un aumento de $ 270 por concepto del nuevo impuesto.
Otros productos
También se les aplicará impuesto saludable a productos que contengan sodio, azúcares o grasas saturadas como embutidos, confitería, chocolates, productos de panadería, pastelería y galletería (excepto pan y obleas), helados, mermeladas, entre otras categorías de alimentos.
Las tarifas de estos impuestos, quedan para los años 2023, 2024 y 2025. Entre tanto, para el 2024, las bebidas que contengan menos de 6 gramos de azúcares añadidos no pagarán impuesto, pero las que lo superen pagarán $ 28. Cuando sea mayor o igual a 10 gramos será de $ 55 para 2024. De cara al año 2025, serán aquellas bebidas hasta 5 gramos de azúcares añadidos que no paguen impuestos. Y, entre 5 y 9 gramos, deberán asumir impuestos del orden de los $ 38. Al tiempo que igual o más de $ 9 gramos el impuesto será de $ 65.
Hasta último momento, varios congresistas hicieron fila en la Cámara de Representantes para modificar la fecha de entrada de estos impuestos y prolongarlo un año más, pero la iniciativa fracasó porque no tuvo el aval del Gobierno.
El primer impuesto que se incluyó en la también cuestionada reforma tributaria es el que se aplicará a las bebidas ultraprocesadas azucaradas, que son aquellas que no tienen un alto grado alcohólico volumétrico superior al 0.5% y a las cuales se les ha añadido un alto porcentaje de azúcar.
En esta definición se incluyen bebidas gaseosas y carbonatadas, bebidas a base de malta, bebidas de tipo té y café, bebidas a base frutas en cualquier tipo de concentración, refrescos, zumos y néctares de fruta, bebidas energizantes, bebidas deportivas, refrescos, aguas saborizadas y mezclas de las mismas en polvo.
Productos exentos
Sin embargo, algunas de estas bebidas azucaradas seguirán exentas de este cobro. Entre estas se encuentran las fórmulas infantiles, los medicamentos con incorporación de azúcares adicionados, los productos líquidos o polvos para reconstruir cuyo propósito sea brindar terapia nutricional para personas que no pueden digerir, absorber o metabolizar los nutrientes provenientes de la ingesta de alimentos, los alimentos líquidos y polvos para propósitos médicos especiales, y soluciones de electrolitos para consumo oral diseñados para prevenir la deshidratación producto de una enfermedad.
Así mismo, los que sí tendrán un incremento en su precio el próximo 1 de noviembre estará dirigido a aquellos productos comestibles ultraprocesados industrialmente y con un alto contenido de azúcares añadidos, sodio y grasas saturadas.
Los productos ultraprocesados son formulaciones industriales, principalmente hechos a base de sustancias extraídas o derivadas de algunos alimentos, además que contengan aditivos y cosméticos que les den color, sabor o textura, que tengan la finalidad de imitar a otros productos.
Estos productos están dentro del grupo de alimentos con alto contenido de azúcares añadidos, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido de proteínas, fibra alimentaria, minerales, vitaminas, entre otros nutrientes, según lo especifica la Ley 2277 de 2022.
Dentro de esta gama se encuentran productos como los chocolates, las salchichas y las arepas, que hacen parte del listado de los alimentos que también verán reflejado en el precio al consumidor el incremento por concepto de este impuesto saludable.
Mayor impacto
De acuerdo con declaraciones a los medios de Camilo Montes, director de la Cámara de la Industria de Alimentos de la ANDI, aunque el impuesto contempla ciertas exclusiones, se calcula que cerca de 170 productos de la categoría de alimentos sólidos, sin contar las bebidas, sufrirán el mayor impacto con la medida.
Lo complejo es que varios de esos productos siempre quedarían gravados porque es imposible que, en la reformulación, la relación frente a las calorías logre estar por debajo del umbral establecido en la ley.
Por ejemplo, en los derivados cárnicos como los chorizos, el aporte de calorías de las grasas saturadas siempre va a superar el límite 10% o en las arepas de queso la relación de 1 a 1 frente al sodio.
“Es imposible que la industria pueda dejar de facturar el impuesto, aunque haga una reformulación de sus productos, hay alimentos que siempre van a superar el 10% de aporte calórico en grasas saturadas o azúcares. Esto siempre ocurrirá en los derivados cárnicos”, explica Montes.
El chocolate
Algo similar ocurre con el chocolate, que siempre va a tener grasas saturadas porque estas son inherentes al cacao, de donde el chocolate proviene. Y con el sodio, que no solo se emplea para potenciar el sabor de los alimentos, sino que se usa para alargar su vida útil y evitar la propagación de bacterias.
Desde que se estaba discutiendo la reforma tributaria, la Cámara de la Industria de Alimentos de la ANDI advirtió que el denominado “impuesto saludable” afecta al sector que representa, compuesto por más de 43.000 compañías que se dedican a transformar materias primas para consumo humano, de las cuales el 98% son micro y pequeñas empresas.
Pero también “impactará al consumidor en un momento crítico en el que los hogares tienen que hacer un esfuerzo monumental para estirar sus ingresos, a los productores agrícolas y pecuarios en sectores como el cacaotero y papero, así como a los productores de frutas que se usan como materia prima para la elaboración de mermeladas y otros productos”, afirma Camilo Montes.
Efecto dominó en tiendas y restaurantes
El efecto dominó recae sobre la cadena de distribución como las tiendas y los restaurantes. “Hemos insistido -dice Montes- en que el Gobierno debería aplazar la puesta en marcha del “impuesto saludable” debido a la coyuntura económica del país y considerar que no todos los alimentos deberían estar sujetos a este, pues el azúcar es inherente a ellos, o la grasa saturada o requieren sodio para mantener su inocuidad”.
Lo cierto, por ahora, es que la norma se debe cumplir. Ante ese panorama, el gremio empresarial propone a las pymes trabajar con los centros de investigación y desarrollo de alimentos que existen en Colombia o con las universidades para lograr la reformulación de sus productos si es posible, de manera que sean más saludables.
Por otro lado, teniendo en cuenta que las pymes, usualmente, solo desarrollan un producto, les aconsejan perseguir incesantemente la innovación en aras de ampliar su portafolio y educar al consumidor con respecto a que en una dieta balanceada todos los alimentos tienen su espacio.