Por: Gustavo Castro Caycedo
Tres situaciones demasiado graves surgen en Colombia con la pandemia.
La muerte de 152 dignos y valientes trabajadores de la salud, caídos por salvar miles de vidas; entre ellos 58 médicos, no ha dolido, obstante las diarias e incontables denuncias de sus gremios ante el abandono y el irresponsable tratamiento que les ha dado un gobierno arrogante y de “oídos sordos” que ha ignorado su dramáticos mensajes de alerta, y los reclamos por su indigna negligencia.
Otro grave pecado es que es la desidia; mientras en América Latina y en el mundo, los mandatarios se han movido de forma ejecutiva, con celeridad e inteligencia, ante un desastre que exige la vacunación urgente, pues son de verdad conscientes de la tragedia.
Mientras tanto, aquí, al presidente le da igual decir que en enero, febrero, marzo; o cuando sea, sin que entienda que por cada día sin vacunas, se pierden más y más vidas valiosas de colombianos que se hubieran podido salvar de haber actuado con diligencia.
LA IMAGEN ANTES QUE NADA
Ahí está el fruto de la ineptitud y el “importaculismo” de un gobierno que antes del daño mortal de la pandemia, tiene como máximo interés lavar su imagen, abusando de la TV para hacerle promesas falsas al país, y convertir en confusión, drama, desconcierto y desorientación ciudadana la mentirosa fecha del inicio masivo de la vacunación.
Para mi, cada día sin vacuna es como un nuevo crimen que se comete contra los colombianos, porque centenares de ellos mueren.
QUE NO VAYA A SER UNA MUESTRA LIMITADA
!Ojo que no vaya a ser una muestra limitada de unos miles de vacunas como “para despistar”, sino de verdad una acción masiva, de millones.
Para mi, cada día sin vacuna es un nuevo crimen; el tema de la pandemia ha sido manejado política y no científicamente, encomendado a abogados y economistas expertos en comercio, aviación, negocios y política, y no a médicos especializados, a epidemiólogos y profesionales expertos en salud.
Pareciera que hay más interés en dar disculpas y decir mentiras televisadas a diario, que en tomar conciencia de los centenares de vidas de colombianos que se hubieran podido salvar, y que aumentan el horror y el luto nacional.
El “presidente animador”, en su show diario de TV, anunció que en las primeras semanas de enero se iniciaría la vacunación; yo fui uno de quienes le creyó, pero no era cierto. Luego su prepotente Alto Consejero de apellido Molano, dijo que en marzo; el ministro de salud terció, declarando que el gobierno no había establecido fecha; y ahora, el presidente se rectifica a si mismo, ya no dice que habrá vacunación en enero, sino en febrero.
LA OBSECUENTE SEÑORA TAMBINI FUE RECTIFICADA
La denunciada por “obsecuente con el gobierno”, señora Gina Tambini, delegada de la OMS y la OPS en Colombia, salió a defender las contradicciones oficiales, pero fue tajantemente rectificada por su “jefa”, la Doctora Clarissa Etienne, Directora Regional de la OMS, y Directora de la OPS.
Mientras eso sucede, más de 50.000 muertos, y 2’000.000 de contagiados, colocan a Colombia como el 11 peor entre los 209 países del mundo afectados por el COVID.
Hasta en Ecuador y Panamá vacunan desde hace días, y Colombia está “en la cola”, con Uruguay, Paraguay y Bolivia.
INVIMA DABOTEA A RESPIRADORES NACIONALES
Pero hay un tercer pecado grande; aparte del sartal de mentiras sobre las vacunas, mientras en varios pueblos y ciudades de Colombia claman por un respirador para habilitar camas UCI, centenares de ellos producidos en el país, de comprobada eficiencia, siguen almacenados porque el INVIMA tiene “trancada” su licencia, (sabotea), desde marzo pasado, así lo denuncié en mi columna de agosto, y esto lo acaba de ratificar el gobernador de Cundinamarca.
Pero claro, es que los ventiladores nacionales solo cuestan 3’500.000 “pesitos”, en cambio, los 2.800 que ha importado el gobierno han valido la “módica” suma de 85.000 dólares cada uno, algo más de 297 millones de pesos.
Sí, todo esto es demasiado grave.