Río de Janeiro, 18 may (EFE).- Brasil se convirtió este lunes en el tercer país más afectado por el COVID-19, tras superar a Reino Unido en el número de casos, y la tendencia es que los números de contagiados y muertos sigan creciendo de forma exponencial hasta julio, para cuando se espera el pico de la curva de incidencia.
Según el último boletín del Ministerio de Salud divulgado este lunes, el número de casos en el gigante latinoamericano ya llega a 254.220, lo que convierte al país como el tercer con mayor número de contagiados.
Según los datos consolidados por la Universidad Johns Hopkins, la lista de países más afectados la encabeza Estados Unidos, con 1.496.509 casos, seguida por Rusia (290.678) y por Brasil, que ahora contabiliza más contagios que Reino Unido (247.706).
Con una acentuada curva ascendente en los últimos días, Brasil superó hace una semana en número de contagiados a Alemania (176.551) y a Francia (179.693), y el viernes dejó atrás a Italia (225.886) y España (231.606).
Y la tendencia es que en pocos días ascienda al segundo lugar ya que las cifras tienden a subir en Brasil, un país con 210 millones de habitantes, graves desigualdades y un sistema de salud con carencias, mientras que en la mayoría de los países europeos las curvas ya son descendentes.
En cuanto al número de muertes, Brasil acumula 16.792, de las cuales 674 fueron registradas en las últimas 24 horas, pero está en el sexto lugar en la lista de países con mayor número de víctimas y lejos del quinto. Lo superan Estados Unidos con más de 90.000 muertes, Reino Unido (34.876), Italia (32.007), Francia (28.111) y España (27.709).
Pese a que las autoridades brasileñas esperaban inicialmente el pico de la curva en mayo y los Gobiernos regionales llegaron a pensar en levantar las restricciones este mes, las cifras indican que aún faltan algunas semanas, por lo que las medidas de distanciamiento social fueron prorrogadas.
La gobernación de Sao Paulo, el estado más poblado y afectado por la enfermedad, admitió que estudia imponer una cuarentena total debido a que las medidas de distanciamiento social hasta ahora adoptadas no se han mostrado efectivas y a que ya espera un colapso en su sistema de salud.
Según Bruno Covas, alcalde de Sao Paulo, capital regional y mayor ciudad brasileña y sudamericana, las camas del sistema público de salud con unidades de cuidados intensivos están en un 90 % ocupadas y las camas de enfermería en un 76 %.
EL EXMINISTRO DE SALUD DA LA VOZ DE ALERTA
El exministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, destituido en abril por sus divergencias con el presidente Jair Bolsonaro en torno a la estrategia para combatir el COVID-19, dio este lunes una voz de alerta al indicar que las cifras con las que trabajaba hace un mes indican que el pico sólo se producirá en julio.
“Una vez dije que tendríamos 20 semanas muy duras por delante. Pasaron 8 semanas y faltan 12. Dije que los casos iban a aumentar en abril, mayo y junio; que en julio, cuando llegaremos al pico de la curva, nos estabilizaremos, aunque los registros seguirán elevados hasta agosto, cuando comenzará a caer el número de casos; y que en septiembre ya estaremos en algo más cercano a algo ameno”, sostuvo.
En su entrevista al diario Folha de Sao Paulo Mandetta aseguró que alertó sobre la gravedad de la pandemia a Bolsonaro y le dijo que el número de muertes “sorprendería”, pero que el líder ultraderechista estaba más preocupado con la paralización económica.
“Nunca lo dije y ni lo voy a decir, pero teníamos nuestros estudios de escenarios de números de casos y muertes. Nada de lo que está ocurriendo hoy es sorpresa para el Gobierno”, afirmó el exmininistro, cuyo sucesor, Nelson Teich, renunció al cargo el pasado viernes igualmente por divergencias con Bolsonaro.
El líder ultraderechista es uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, ha llegado a calificar el COVID-19 como una “gripecita” e insiste en criticar las medidas de distanciamiento social adoptadas por gobiernos regionales para frenar la pandemia y en pedir la normalización de las actividades.
Para Bolsonaro, más preocupado con la paralización del país, la ya prevista recesión histórica y los millones de empleos destruidos por la crisis sanitaria, el COVID-19 “va a contagiar al 70 % de la población tarde o temprano” y “va a matar mucha gente” sin importar las medidas de distanciamiento que se adopten.
“Él (Bolsonaro) claramente consideraba que la crisis económica proveniente de la de salud era inaceptable por más que lo alertáramos de que era una enfermedad muy seria y que el número de casos podría sorprender”, aseguró el exministro. EFE
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