Javier de Pedro, Viena, 8 sep (EFE).- Las nuevas tecnologías, como el auge de los robots o la ubicuidad de los algoritmos, generan miedos sobre un futuro que parece descontrolarse pero, al mismo tiempo, sirven para saltar barreras y distancias y, por ejemplo, permitir que la mayor feria de arte electrónico del mundo se celebre pese a la COVID.
Ars Electronica, que se celebra entre el 9 y 13 de septiembre, expande sus fronteras más allá de la ciudad austríaca de Linz, su sede habitual, para convertirse en un gran museo global que contará con más de 160 proyectos e instalaciones expuestas en 120 localizaciones alrededor del mundo.
EXPOSICIÓN GLOBAL
El programa ofrece una visita de cinco días por los cinco continentes, desde Nueva Zelanda hasta Silicon Valley en California pasando por países como España, Argentina, Chile o Perú.
Todas estas instalaciones podrán ser visitadas no sólo presencialmente en cada ubicación, sino también virtualmente a través del ordenador o el móvil.
Además, los internautas tendrán acceso a enormes salas virtuales donde podrán interactuar con las obras de arte e incluso conversar con otros visitantes.
Se trata de una gran red digital interconectada que involucra a centenares de artistas, investigadores e instituciones diseminados por todo el planeta, desde grandes metrópolis a pequeñas localidades en sitios remotos, incluyendo un barco de investigación científica en la Antártida.
JARDINES TECNOLÓGICOS
Estos pequeños centros de exposición, denominados “jardines” dentro de la dinámica de esta edición, pretenden ser no sólo muestras de arte estéticas o salas de juego interactivas, sino también puntos de encuentro para el debate y el intercambio de ideas.
Más allá de esta dimensión virtual, Ars Electronica concentrará en el campus de la Universidad Johannes Keppler de Linz, a unos 200 kilómetros de Viena, la mayor cantidad de instalaciones, exposiciones, conferencias y conciertos, como algunos de música compuesta por inteligencia artificial.
Poder meterse en la “piel” de Alexa -la asistente virtual de Amazon-, intentar engañar a una inteligencia artificial que actúa como juez o jugar con una máquina de dardos en la que siempre se hace diana, son algunas de las experiencias que los visitantes podrán disfrutar en una edición marcada fuertemente por otro tema recurrente: el ecologismo.
ECOLOGÍA Y TECNOLOGÍA
Materiales generados a partir de la degradación de otros y robots biodegradables abren reflexiones sobre el impacto de la vida moderna en los ecosistemas, la necesidad de preservar el patrimonio natural y cómo una concepción desde la ética puede aplicar alternativas tecnológicas innovadoras y sostenibles.
También los galardones STARTS, otorgados anualmente por la Comisión Europea dentro del marco de Ars Electronica, han premiado este año iniciativas relacionadas con el medio ambiente, en concreto un sistema mediante el cuál árboles repartidos por todo el planeta pueden comunicarse entre sí.
Este galardón , que reconoce a aquellas ideas que integran de manera innovadora arte, ciencia y tecnología, recayó el año pasado en un proyecto español para la mejora de la calidad de vida y uso del espacio urbano en Barcelona a través del uso de macrodatos.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
Con todo, los responsables del festival admiten la incertidumbre que las restricciones por la crisis del coronavirus genera entre el público.
“No tengo ni idea de si se rebasará el aforo o nadie se atreverá a venir” admitió el director artístico del festival, Gerfried Stocker, durante la presentación del programa la semana pasada en el Ars Electronica Center.
Este centro, situado a orillas del Danubio, alberga las instalaciones permanentes y puede visitarse durante todo el año.
Los organizadores ruegan a los residentes fuera de Austria que no acudan a la feria y limitarán el acceso a las diferentes secciones del recinto a grupos reducidos por no más de tres horas, para así “poder realizar un mejor rastreo en caso de contagio”.
Para todos los demás interesados, siempre quedará la opción de pasearse virtualmente por sus galerías. EFE
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