Natalia Kidd, Buenos Aires, 11 jul (EFE).- Argentina se alista para el lanzamiento del satélite SAOCOM 1B, que se realizará a finales de este mes desde una plataforma de SpaceX en Estados Unidos, un hito tecnológico que hasta ha tenido que sortear los desafíos que plantea la pandemia de COVID-19.
“Tener un satélite de estas características nos posiciona en el tope de gama de las agencias espaciales que tienen satélites con instrumentos de radar”, dijo este sábado a Efe Raúl Kulichevsky, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) de Argentina y que ya se encuentra en Estados Unidos para el lanzamiento desde Cabo Cañaveral.
Argentina comenzó a trabajar hace una década en la misión SAOCOM, con dos satélites que llevan un radar de apertura sintética de banda L, una tecnología que tienen apenas un puñado de países “que se cuentan con los dedos de una mano”, destacó Kulichevsky.
El SAOCOM 1A comenzó a construirse en 2013 y se lanzó en octubre de 2018, mientras que el 1B empezó a fabricarse en 2015 e iba a ponerse en órbita en marzo pasado, pero la pandemia de coronavirus obligó a posponer el lanzamiento, que finalmente se espera que se concrete entre el 25 y el 27 de este mes.
El SAOCOM 1B se integrará a la constelación SIAGE (Sistema Ítalo Argentino para Gestión de Emergencias), formada ya por el SAOCOM 1A y cuatro satélites COSMO SkyMed de la Agencia Espacial Italiana.
“Tenemos un satélite de primer nivel internacional porque tenemos profesionales de primer nivel internacional”, subrayó Kulichevsky.
MÚLTIPLES USOS
En Argentina, a nivel público, la información que se obtenga del satélite será aplicada, entre otros usos, a la medición de humedad en los suelos, la detección de hongos en los cultivos, la gestión de emergencias, el control de fronteras y el monitoreo de la pesca ilegal en la Mar Argentino.
“Es un satélite de observación de la tierra con múltiples aplicaciones”, destacó Kulichevsky.
Argentina no sólo intercambiará la información con diversas agencias espaciales del mundo, sino que además habrá una utilización comercial de los datos.
“La parte comercial se desarrollará a través de la empresa Veng, que es controlada por la CONAE y que, a su vez, tendrá una alianza comercial con e-Geos, la empresa que comercializa la información de los COSMO SkyMed. Hay muchísimo interés internacional en la información de SAOCOM y Veng ya está avanzando para firmar contratos en distintos países”, detalló Kulichevsky.
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EL DESAFÍO DEL COVID
El coronavirus no sólo obligó a aplazar el lanzamiento. Los 18 profesionales argentinos que participarán de la operación en Estados Unidos tuvieron que someterse a períodos de aislamiento y pruebas para garantizar que no se han contagiado.
La “COVID es un elemento en toda esta experiencia que nos obliga a tener mayores cuidados, pero de igual modo se vive como cualquier otro lanzamiento, con mucha emoción y expectativa”, aseguró a Efe Guillermo Benito, gerente general de INVAP, la empresa pública argentina que es contratista principal del satélite.
Desde hace más de un semana el equipo trabaja en forma remota dentro de un hotel y el lunes ya podrá ingresar a la base de SpaceX, la famosa empresa del magnate Elon Musk.
“Esta semana ya hicimos un ensayo muy relevante, probando el countdown (la cuenta regresiva), que si bien se conoce como los últimos diez segundos antes del lanzamiento, en realidad, ese proceso inicia ocho horas antes”, contó Gabriel Absi, gerente de Proyectos Especiales de INVAP.
EN ARGENTINA LA MAQUINARIA TAMPOCO SE FRENA
El satélite observacional, cuyo desarrollo contó con financiación parcial por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), será operado en forma remota desde el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE en Córdoba (centro de Argentina).
Allí también la COVID-19 obligó a reorganizar los equipos de trabajo para evitar contagios y garantizar que todos los profesionales estén disponibles en la etapa de lanzamiento y puesta a punto del satélite.
En el Centro de Control de la misión en Córdoba han tenido que dividirse en dos equipos, que no se juntan.
“Se lanza el satélite y son diez segundo de mucha emoción, pero para nosotros empieza una carrera que dura dos o tres meses hasta poder estar tranquilos de que la misión está operativa y, en este contexto de pandemia, no podemos frenar esa maquinaria”, señaló a Efe Lucas Bruno, jefe de Operaciones de la misión.
Desde Córdoba, Bruno explicó que las actividades de puesta a punto incluyen el despliegue de la antena del satélite y activar los sistemas de propulsión para lograr la posición adecuada, lo que se lograría en noviembre, y luego la calibración final de los sensores, que podría concluir en febrero.
“Estimamos un período de entre seis y ocho meses para que esté operativo como el 1A y aporte datos de la misma calidad”, indicó. EFE
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