Por Eliana Catalina Arteaga C. | 11/04/2021.
Los estándares de belleza, que a veces sin darnos cuenta tendemos a seguir, han generado múltiples enfermedades psicológicas, las cuales han mutado de manera negativa a la salud física, tal vez, siempre han existido, pero la presión social ha hecho que se guarde silencio por años, “las personas adaptan su manera de comportarse a las opiniones predominantes en su contexto social sobre cuáles conductas son o no aceptables” Elisabeth Noelle-Neumann.
Basta con mirar al pasado, la moda del siglo XVIII Y XIX, experimentos sociales que modificaban la anatomía de quien los usaba, un ejemplo de ello es el corsé; esta prenda medía la reputación de la mujer, entre más ajustado, más respetable y digna era, caso contrario, si se usaba el corsé suelto pues eran consideradas como “chicas fáciles”.
Por ende, al tener este accesorio por más de seis horas durante siete días, se modificaba el cuerpo, los órganos se reorganizaban, se reducía la capacidad pulmonar causando hiperventilación, a nivel digestivo se estrechaba el estómago, el útero se desplazaba hacia abajo; se detectaron cerca de 97 enfermedades a causa de su uso, esto de acuerdo con Summer Strevens, en su libro Fashionably fatal.
“Ocurre cuando la moda es llevada a los extremos. Yo lo llamo locura vanidosa” afirmó Strevens en una entrevista con Fiona McDonald, en el argot popular existe una frase que dice “la belleza cuesta”, pero lo que realmente cuesta es el hecho de adaptarnos a los prototipos en los que nos preocupamos por encajar y seguir de manera vehemente, arquetipos creados por una sociedad enferma por la palabra belleza y sus diversos significados, todos ellos efímeros.
Los trastornos alimenticios son afectaciones mentales que se relacionan con la obsesión por el peso, la imagen corporal y la manera de ver los alimentos, en algunas ocasiones puede llevar a un consumo excesivo y descontrolado, en otras una ingesta mínima, afectando así la recepción de nutrientes del organismo, causando enfermedades de todo tipo; cardiacas, digestivas, orales, entre otras.
Existen distintos tipos de trastornos de la alimentación:
- Pica: Se presenta generalmente en la infancia, se trata de llevar a la boca cosas no comestibles o que no tienen valor alimenticio, papel, pasto entre otros.
- Trastorno por rumiación: También suele presentarse en niños pequeños, consiste en volver a traer los alimentos a la boca después de tragados, para expulsarlos definitivamente o volver a consumirlos.
- Trastorno de Evitación y/o restricción de la ingestión de alimentos: En este se evita consumir ciertos alimentos por sus características como: olor, color, sabor o textura.
- Trastorno de atracones: Consiste en consumir alimentos excesivamente para lo determinado por la edad, se podría asemejar a la gula, la persona tiene la sensación de no poder controlarse.
- Bulimia nerviosa: Difiere del trastorno de atracones, dado a que se intenta compensar de alguna manera el comer en exceso para evitar ganar peso, provocando vómito, consumiendo laxantes o productos diuréticos, haciendo ayuno, ejercicio desmedido o combinando las anteriores conductas.
- Anorexia Nerviosa: La más riesgosa de todas, pues se intenta ingerir la menor cantidad posible de alimentos por temor a engordar, se genera una variación en la percepción de la imagen corporal de sí mismo.
- Trastornos Alimentarios no Especificados: En este tipo se deja abierto a los trastornos que no cumplen con los criterios diagnósticos anteriormente mencionados.
Según el doctor Ferney Alonso Baquero Quevedo, Médico Pediatra especialista en adolescencia del Hospital Infantil Universitario de San José de Bogotá:
“Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) constituyen hoy en día la tercera enfermedad crónica más frecuente en mujeres adolescentes. Y aunque clásicamente son patologías descritas en un 90% en mujeres, la mayoría de clase socioeconómica medio-alta y de raza blanca, la verdad es que afectan por igual a todos los estratos sociales y cada vez es más común encontrar hombres y mujeres más jóvenes que presentan un trastorno de este tipo. Se estima que un 5-10% de los adolescentes padecen algún TCA. Aunque los trastornos más conocidos son la anorexia y la bulimia, estos tan solo corresponden al 0,5-1% y 1-5%, respectivamente. La mitad de los TCA son Trastornos Alimentarios no Especificados (TANE).
Estas enfermedades no solo afectan a los adolescentes, también se puede encontrar relación de acuerdo con la profesión, problemas psicosociales o hereditarios.
Al buscar imágenes al respecto, se puede evidenciar cómo la mayoría de las fotografías son de mujeres y es una de las creencias más erradas que podemos tener, una percepción machista, pues estos trastornos son como una droga; no respetan edad, condición social, raza o género. En algunas ocasiones son reafirmadas por la falsa realidad de las redes sociales, con el cual las personas consideran que todo lo que hace la figura pública está bien e intenta imitarla, sin embargo, debemos pensar que no todos somos iguales, cada persona es un submundo y de esta misma manera su contextura, resistencia y salud cambian.
El amor propio, el apoyo de seres queridos y el evitar comentarios sobre la apariencia física degradante de los demás, puede cambiar el destino fatal que se traza al caer en alguno de estos padecimientos.