Por Maria Alejandra Tangarife Toro – 13/03/2021.
El Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) emitió una resolución recientemente a través de la cual se dio un primer paso para regular el uso del insecticida Fipronil, un componente que, según el mismo ICA, se utiliza desde 1993 en este país y es altamente peligroso, especialmente para polinizadores como las abejas.
A pesar de que el componente Fipronil está restringido en la Unión Europea para usos agrícolas, de que hay estudios sobre sus efectos letales en abejas, peces y aves; y de que esté catalogado como un posible cancerígeno para los seres humanos por la Agencia Ambiental Estadounidense (EPA), la última resolución del ICA (092101) no prohíbe su uso, sino que dictamina suspender temporalmente el registro de los productos con Fipronil que estén aprobados para usarse en cultivos de aguacate, café, cítricos y/o pasifloras.
En otras palabras, el ajuste que realmente hace esta medida es dar un plazo de 6 meses para que los productores o importadores de artículos que contienen Fipronil cambien en sus etiquetas el uso de este, de tal forma que no se incluya su uso en cultivos de aguacate, café, cítricos y/o pasifloras.
La restricción del uso se direccionó especialmente sobre esos cultivos debido a que en ellos se ha evidenciado la mayoría de casos de intoxicación y muerte de abejas. Entre el 2016 y el 2020 se extinguieron 64.000 colmenas de abejas aproximadamente, según el ICA, debido al uso de insecticidas con Fipronil. Es importante aclarar que la muerte masiva de dichos insectos no solo representa pérdidas económicas por la disminución del producto derivado más conocido de las abejas: la miel, sino que pone en peligro la seguridad alimentaria de ciudadanos y ciudadanas.
Las abejas cumplen un papel especial dentro de la producción de alimentos dada su función como polinizadores. A pesar de que otras especies, como mariposas y colibríes también lo son, el único alimento de las abejas es el néctar de las flores, por lo tanto recurren con mayor frecuencia a estas y eso las hace unas polinizadoras superiores.
Con relación a lo anterior, el apicultor Fabián Penagos explica que cuando los polinizadores se reducen baja la producción de semillas en el campo, en selvas y montes. También hace énfasis en que los cultivos orgánicos, al no utilizar insecticidas, son lugares de garantía para las abejas y por ello es importante que crezcan ese tipo de cultivos.
De hecho, los principales productos comercializados y exportados en Colombia dependen en gran medida de la labor polinizadora de las abejas. Según la Iniciativa Colombiana de Polinizadores, los productos de exportación como el banano, el aceite de palma, el café y flores, y los de consumo interno como el cacao, café, mango y banano y los frutales como aguacate, limón, papaya, maracuyá, guayaba y guanábana requieren del servicio ecosistémico de la polinización para su sostenimiento y producción. En otras palabras, la estabilidad económica y alimentaria es brindada por estos insectos.
Teniendo todo el anterior panorama en cuenta, dentro de las consideraciones descritas en la resolución actual del ICA se contemplan múltiples efectos adversos del Fipronil y, aun así, permite que los productos con ese componente se continúen usando o distribuyendo durante los próximos 6 meses o hasta que se agoten en los inventarios; y que se siga usando en muchos otros cultivos del país.
En este orden de ideas, el panorama y el debate frente a este insecticida es muy amplio y su efecto nocivo sobre las abejas es notorio, pero aún quedan medidas, estrategias o políticas por implementar que garanticen la vida de las abejas y, en consecuencia, la salud y seguridad alimentaria de los seres humanos.