¿Música erudita con samba? Nepomuceno ya la componía hace más de un siglo

Imagen de Daniel Kirsch en Pixabay

 

Waldheim García Montoya, Recife (Brasil), 24 dic (EFE).- Rompiendo con el canon de la época, en la que solo se aceptaban las letras en italiano, el compositor erudito Alberto Nepomuceno (1864-1920) se atrevió a abrazar el portugués en sus obras e introducir ritmos populares brasileños, como la samba y el forró. A los 100 años de su muerte, muchas voces reivindican su legado.

Fallecido en Río de Janeiro a los 56 años, el compositor desempeñó un papel esencial en la construcción de la identidad musical brasileña que muchos de sus compatriotas aún desconocen.

“Algunas de las principales características del maestro es que se dedicó a escribir música con una finalidad nacionalista, que abordaba la pluricultura brasileña”, subrayó a EFE el doctor en música y profesor del Grupo de Investigación de Etnomusicología de la Universidad Federal de Paraná, Edwin Pitre Vásquez.

Según el musicólogo panameño, Nepomuceno “fue uno de los primeros maestros de órgano en el Instituto Nacional de Música de Río de Janeiro” y desde ese importante conservatorio impulsó un movimiento que reivindicaba lo brasileño, en un país aún con una identidad incipiente.

Considerado uno de los precursores de la música erudita en Brasil, un momento álgido de su carrera sucedió el 4 de agosto de 1895, cuando encabezó un inédito concierto histórico con piezas en portugués.

Esa vez, rompiendo estereotipos y estigmas de la época, en la que solo se aceptaba las letras en italiano, Nepomuceno abrazó a compositores populares, incluso de ritmos como el forró, la samba o el maxixe, entre ellos Catulo da Paixao Cearense y la polémica Chiquinha Gonzaga, incorporando sus composiciones al repertorio.

“No tiene patria un pueblo que no canta en su lengua”, respondió Nepomuceno al crítico y columnista Oscar Guanabarino, el mismo que había arremetido contra uno de los alumnos prodigio del compositor: el entonces joven Heitor Villa-Lobos, considerado el mayor exponente de la música erudita brasileña.

 

ORÍGENES Y RAÍCES AFRICANAS

Nacido en Fortaleza, capital del nororiental Ceará, el 6 de julio de 1864, Nepocumeno fue iniciado en el mundo de la música a muy temprana edad por su padre, que era violinista.

La familia luego se trasladó a Recife, capital de Pernambuco, y, con la muerte del padre, Nepomuceno tuvo que dejar los estudios de Ciencias Humanas para sustentar a su madre y hermanos, pero sin abandonar la música, las clases de alemán y el interés por la filosofía, convirtiéndose en autodidacta.

Años después, los Nepomuceno retornaron a Ceará y, en 1885, el músico partió para Río de Janeiro, que era la capital del país y un polo artístico mundial, donde tuvo como maestros al pianista portugués Arthur Napoleao y al célebre escritor Machado de Assis, considerado por muchos el mayor nombre de la literatura brasileña.

Con el propio Machado de Assis, Nepomuceno compuso en 1899 la pieza “Coraçao triste” (corazón triste), doce años después de haber rescatado valores de la cultura musical africana, traída por los esclavos, con la obra “Dança de negros” (Baile de negros), que daría origen al ritmo de percusión conocido como batuque.

“El batuque nace a partir de esa pieza de piano, ‘Dança de negros’, pero también Nepomuceno retrata la esencia de la identidad brasileña a través de la música muy elaborada, principalmente en sus arreglos para orquesta sinfónica”, apuntó Pitre Vásquez.

 

EUROPA Y LEGADO

En 1888, Nepomuceno viajó a Europa y estudió en Roma y Berlín con maestros como Eugenio Terziani, Giovanni Sgambati, Cesare De Sanctis, Heinrich von Herzogenberg, Brahms, Hans von Bülow, Arnó Kleffel, H. Ehrlich y Theodor Lechetitzky, entre otros.

Fue en Alemania donde conoció a la pianista noruega Walborg Bang, con quien se casó. La pareja se radicó después en París y allí Nepomuceno trabajó musicalmente al lado de los mayores exponentes de la época en Francia, como Alexandre Guilmant, Camille Saint-Saëns, Charles Bordes, Vincent D’Indy y, principalmente, Claude Debussy.

“Alberto Nepomuceno es uno de los grandes nombres de la música clásica de Brasil y en el mundo, con un conjunto de obras que va del nacionalismo al modernismo y en Ceará estamos otorgando cada año un premio en su nombre”, comentó a EFE el secretario regional de Cultura, Fabiano Piúba.

El funcionario destacó que ese incentivo, inspirado en el acervo de Nepomuceno, busca, a partir de un banco de partituras del compositor, fomentar las “orquestas, grupos de cámara, bandas musicales e instrumentales” en su natal Ceará y “en todo el país”.

“Estamos recordando el centenario de la muerte de Alberto Nepomuceno a través de este premio, de la difusión de su obra y teniéndolo siempre como referencia de la música erudita y clásica en Brasil”, agregó Piúba.

Entre otros homenajes por el centenario del fallecimiento del compositor, destacaron el del barítono Caê Vieira y el pianista Silas Barbosa, quienes grabaron un concierto en la Universidad Federal de Rio de Janeiro como tributo al legado de Nepomuceno. EFE
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